Achacan los picores en Donostia y otras playas guipuzcoanas a un bloom de algas: ¿y no pensaban informar?

Eguzki.- Los picores que numeros@s bañistas han sufrido estos días en las playas, sobre los que Eguzki alertó el miércoles, han sido consecuencia de un bloom de algas o, dicho en román paladino, de una PROLIFERACIÓN DE ALGAS NOCIVA (1), según declaró ayer el concejal de Medio Ambiente de Donostia, Alfonso Díez, citando fuentes indeterminadas del Gobierno Vasco.

Nos preguntamos: y, hasta que Eguzki alertó sobre los picores, a quienes, al parecer, disponían de información sobre la existencia de una posible proliferación de algas nociva, ¿en ningún momento se les ocurrió que podría ser conveniente comunicarla a la población?

Más aún teniendo en cuenta que se trató de un fenómeno bastante extendido, tanto geográfica como temporalmente. Geográficamente, porque, además de a las aguas de la bahía de la Concha, afectó a Deba y Mutriku, según Díez, y a Ondarroa, añadimos, pues Eguzki también ha recabado testimonios de picores en esa localidad vizcaína, lo que nos hace pensar que probablemente hayan sido más los municipios en los que se ha registrado este fenómeno. Temporalmente, porque, siempre según las declaraciones del concejal, el bloom se habría producido el sábado, cuando los testimonios sobre picores en la bahía que nos llevaron a publicar una nota al respecto los recogimos el martes.

Desde Eguzki solicitamos al Gobierno Vasco (¿Osakidetza?) que informe públicamente sobre lo sucedido. También pediremos formalmente, por escrito, que nos facilite todos los datos de los que disponga sobre el bloom. Nos parece obligado.

No podemos quitarnos de encima la sensación de que algunas autoridades prefieren “obviar” determinadas informaciones “para no alarmar innecesariamente a la población”, cuando lo que realmente alarma y produce desconfianza es que, como en este caso, tengamos que enterarnos de que “algo” ha pasado porque, después de, por decirlo así, ver a un buen puñado de bañistas rascándose, alguien, en este caso Eguzki, se ha animado a preguntar en voz alta.

Si realmente el Gobierno o quien sea dispone de información sobre este episodio, debe darla. Es un derecho que asiste a los ciudadanos, máxime cuando el asunto puede afectar a su salud, y, además, es una oportunidad extraordinaria para hacer pedagogía sobre este tipo de fenómenos, algo muy necesario, habida cuenta de que todo indica que en los próximos años van a proliferar. Después de haber sido convenientemente informad@, un@ es muy libre de alarmarse o no alarmarse, de bañarse o no bañarse.

En Ondarreta hay un problema de contaminación
En la nota que Eguzki difundió el miércoles, además de los picores, se citaba que los análisis de las muestras de agua recogidas el lunes en Ondarreta, en la parte del Tenis, habían dado de nuevo positivo por contaminación fecal, lo que había obligado a colocar la bandera amarilla en esa zona, indicando que el baño no estaba calificado como libre, sino con precaución. En la nota señalábamos expresamente que desconocíamos si los picores y la contaminación de Ondarreta estaban relacionados, pero, en todo caso, demandábamos una explicación.

El concejal informó ayer de que, en el contraanálisis del miércoles, ya no se detectó contaminación, por lo que vuelve a ondear la bandera verde en toda la playa. Sus declaraciones estuvieron enfocadas en todo momento a quitarle hierro al asunto. Por nuestra parte ni le quitamos ni le ponemos hierro: nos limitamos a constatar que en Ondarreta persiste un problema de contaminación que con más frecuencia de la deseada se ve reflejado en los análisis. El año pasado fueron cinco casos y este, de momento, van dos, y no uno, por cierto, como afirmó ayer el concejal. Si tiene dudas, que eche un vistazo a los análisis realizados sobre las muestras recogidas el 29 de mayo.

Algo positivo: al menos Díez reconoce ya que existe alguna fuente de contaminación en Ondarreta que el Ayuntamiento aún no ha detectado, anque está en ello, y no insiste, como el año pasado, en que la contaminaión se debía a descargas puntuales de aguas fecales de los barcos fondeados en la bahía. La primera condición para resolver un problema es admitir que existe.

    (1) La denominación bloom, que seguro que a más de uno le resultará extraña, procede del nombre con el que se conoce en inglés este tipo de fenómenos, Harmful Algal Bloom, que quiere decir precisamente eso: proliferación algal nociva (PAN).

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