EGUZKI exige el cierre definitivo e irreversible de Garoña, por voluntad democrática y por seguridad.

fotoEGUZKI Talde Ekologista.- En el caso de Garoña, la Orden Ministerial insiste en que el cierre se produce “por razones económicas”, ocultando que todo el poder económico apuesta por continuar poniendo en peligro el funcionamiento de la central de las mil grietas, evidenciando que les aterra hablar de su situación e incapacidad de cumplir con requisitos de seguridad impuestos por Europa.

Tal y como analizamos, las eléctricas tengan un nuevo plazo de un año para pedir la prórroga, y en ese caso, el CSN estima que la evaluación necesitaría más de dos años, lo que supone tres años, el plazo estimado ayer por Eguzki para intentar reiniciar su actividad, pese a lo cual nunca cumpliría con la seguridad de una planta que con el tiempo aumenta sus riesgos para la población.

Respecto al Proyecto de Real Decreto para la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos, que habilita la continuidad a perpetuidad de una central (si no se declara su cierre por peligro inmediato para la seguridad) supone una excusa para permitir desregular un sector vital para la población, eludir garantías y dejar en masnos del CSN el cierre definitivo, cuando a la vista de su designación y posicionamiento con Garoña, es capaz de avalar lo qeu diga en Gobierno sin rechistar y sin conocimientos ni evaluaciones técnicas sobre seguridad. 

GAROÑA ITXI ORAIN eta BETIKO!!!

El pasado 2 de abril, la planta de Garoña cumplió su 42 aniversario, si bien tiene el reactor parado después de que la empresa propietaria decidiera a las 22.57 horas del pasado 16 de diciembre desacoplarse de la red eléctrica.

Este sábado 6 de julio, concluye la autorización que el Gobierno concedió a su propietaria, Nuclenor, para la explotación de Garoña, lo que puede dar lugar a una nueva Orden Ministerial o a respuestas cortoplacistas. Actualmente, desde el mes de diciembre, la central está en parada operativa. Un cese definitivo de la explotación, pero reversible según este miércoles se ha advertido por el Ministro de Industria, Energía y Turismo, filtrando también esta posibilidad a los gobiernos castellanos y esperanzados lobbys, con un plazo de reinicio de unos tres años. Es un juego macabro inasumible, por lo que Eguzki, además de definitivo, siempre ha reclamado un proceso irreversible que no ha sido comprometido ni avalado por los sucesivos gobiernos españoles.

Fuentes ministeriales han admitido que se está estudiando la posibilidad de conceder a Nuclenor una nueva autorización para la explotación de la central, si las empresas propietarias, Iberdrola y Endesa, lo solicitan. Por todo ello, las palabras del Señor Soria son un juego dentro del teatro e incertidumbre, pues no declara una decisión irreversible, sino condescendiente y proclive a cambiar en el futuro, mostrándose como siempre partidario de la energía nuclear, de apoyar al lobby nuclear, y de exponer la crisis como excusa para no incentivar industria productiva sino mortífera como es la nuclear.

Tanto la posibilidad mostrada de adaptación a un nuevo procedimiento y expediente administrativo, como las nuevas condiciones económicas, son excusas para no rechazar el cierre permanente, definitivo e irreversible que Eguzki rechaza en base a la voluntad democrática y a la falta de seguridad de la planta nuclear de Garoña.

Haciendo un repaso a la historia, el 8 de marzo de 2012, FAES, la fundación presidida por José María Aznar, presentó su informe Propuestas para una estrategia energética nacional, en el que participaron casi 30 expertos de máximo nivel, que no sólo abogaba por construir más nucleares y extender hasta los 60 años la vida de las actuales: la energía nuclear, es "sostenible, limpia, segura y económica", se nos dijo. El entusiasmo no dejaba resquicio para el debate: "La gestión de los residuos radiactivos está asegurada y garantizada". Y todavía más: "La seguridad de las centrales nucleares está fuera de duda" .Sólo tres días después, un terremoto arrasó Japón. Fukushima es una realidad conocida por todos, que muestra la falacia de la seguridad nuclear e imprudencia del PP.

Esta situación pone sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear, al carecer de credibilidad las afirmaciones de que las centrales nucleares cuentan con tecnología y sistemas de seguridad que las hacen infalibles y de la remota posibilidad de que ocurran accidentes de este tipo. Ni cuentan con seguridad ni las pruebas son serias y objetivas sino justificadoras de las centrales.

fotoDesde 1990, Garoña ha notificado más de 136 accidentes de seguridad Diversos estudios contrastados advierten de que Garoña presenta graves problemas de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención. Inaugurada en 1971, su diseño es gemelo del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima (Japón).

El propio Consejo de Seguridad Nuclear indicó que Garoña sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a diversos componentes internos de la vasija del reactor, un riesgo que se acrecentará con el tiempo. Otro de los problemas que afronta Garoña es la saturación de su piscina de combustible gastado, prevista para 2015, según datos de Enresa. 

Con los informes de 2009 ya se puso de manifiesto la gran cantidad de defectos y elementos degradados que tiene la central, algo que también se confirmó con las pruebas de resistencia. Todos los resultados de estas pruebas de resistencia de las nucleares del Estado ante accidentes severos, y especialmente en el caso de Garoña, dejan en evidencia que el riesgo de un accidente nuclear es inasumible. Incluso con la central parada, el combustible nuclear sigue activo, sigue habiendo reacciones nucleares que, además de radiactividad, generan mucho calor. Aún en situación de parada, es necesario seguir refrigerando el núcleo del reactor, el combustible nuclear, durante muchas horas, para evitar un accidente nuclear. Tanto Fukushima-1como Garoña tienen unos reactores con un pésimo sistema de contención.

Debido a un defectuoso proceso de fabricación en los años 60, Garoña padece un problema de agrietamiento por corrosión bajo tensiones, causante del agrietamiento generalizado de las penetraciones. También ha tenido problemas de roturas de las virolas del barrilete y problemas similares en otros componentes principales. La barrera de contención de seguridad MARK1 es igual a la de Fukushima, donde se puso claramente en evidencia su mal funcionamiento, puesto que cuando se presurizaba la contención, se expulsaban los gases radioactivos al exterior, contaminando el medio ambiente.

El CSN ya consideró "aceptable" la previsión de extender la duración de las baterías a 24 horas y la conexión posterior de la batería de reserva para extender la autonomía hasta 32 horas, pero esta prueba demuestra la situación de riesgo de accidentes y consecuencias en situaciones similares a Fukushima, así como la falta de un sistema de baterías que sin otra energía puede también fallar. En el informe enviado a la Comisión, el CSN afirmaba, además, que Garoña no había enviado el análisis de una situación de "LOOP" -pérdida de todas las fuentes de respaldo y de las baterías, como ocurrió en Fukushima- y pide a los titulares que "lo completen".

Quedan en entredicho todos los estudios y pruebas de resistencia para avalar la seguridad en la historia y podemos citar accidentes en nucleares de Three Mile Island; Chernobyl; Fukushima-Daiichi, y esta semana Marcoule, todas con informes y parabienes de la industria nuclear y de los órganos de control gubernamentales.

Desde Eguzki, pondremos el acento del debate en la seguridad y en la voluntad mayoritaria que pretende ser violada, para recuperar la dignidad y parar este intento de imposición, por lo que a criterio de Eguzki, el cierre de Garoña debe ser algo irreversible y, tan solo hace falta que, de una vez por todas y se apruebe el plan de desmantelamiento y otro de dinamización laboral en la zona, puesto que Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad.

No entramos a valorar Ordenes ministeriales ni palabras de alcaldes, pues no admitimos engaños ni juegos con la vida de las personas, por lo que un nuevo anuncio o resolución que no demuestre con hechos su carácter definitivo, supone, como en la actualidad, un engaño a la ciudadanía por el gobierno de Rajoy, con su actuación irresponsable que amenaza a la población con más Fukushima.

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