Este palabro de difícil pronunciación es un proceso estudiado que afecta a todas las ciudades y, como no, también a la nuestra. No es algo de lo que se suela hablar pues su significado se ha conviertido en una palabrota que se trata de ocultar. Lo que se nos dicen son palabras más finas como trasformación, mejora, revitalización económica, progreso del barrio, etc... Pero no es todo oro lo que reluce y se produce unas graves consecuencias tras estos procesos de gentrificación.
La gentrificación
Como bien dice el título (sacado de un vídeo) gentrificación no es un nombre de mujer. Gentrificación "es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva. Es un fenómeno netamente urbano y situado en la etapa histórica del posfordismo" muy actual. Es la consecuencia de la implantación y concepción de un modelo ciudad basado en una economía terciaria, es decir, basada en los servicios y los negocios. Una ciudad parcelada según la utilidad económica que se le otorga, zonas industriales, residenciales, estas en las periferias y zonas comerciales y de servicios en el centro. Se conforma una ciudad en que el sistema económico imperante, que recordemos es el capitalista, saque el máximo beneficio de ese potencial que es la ciudad.
"El efecto más notorio de la gentrificación es el desplazamiento de las clases populares. Este desplazamiento puede tener lugar bajo distintas formas pero se produce principalmente con base en la situación de la vivienda". Se produce un vaciado de los barrios con una importante ruptura del tejido social. Se rompe toda una construcción social asociada al barrio. Este proceso de gentrificación no es un proceso natural sino que corresponde como hemos dicho anteriormente a unos claros intereses económicos. Se produce una dejación sobre estos barrios que se van deteriorando y pauperizando paulatinamente. Se produce igualmente un envejecimiento de la población del barrio. Se da un proceso de abandono. Estas y otras causas pueden ocasionar la presencia de delincuencia y prostitución. Bajo la estigmatización de estos barrios comienza el proceso de expulsión de la población con rentas bajas por otras de rentas medias y altas. Se comienza con campañas y planes de trasformación, mejora, revitalización económica, progreso del barrio. Se busca un cambio simbólico en el barrio, puede ser cultural, económico, comercial, etc.. Comienza una política de construcción de nuevos edificios en sustitución de los antiguos y una expulsión de los y las moradoras de estos últimos. Se eleva el precio de la vivienda, bien sea de compra o alquiler. Las personas mayores y los hijos e hijas de estas con pocos recursos se ven obligadas a abandonar el barrio. El barrio queda entonces queda listo para el mercado inmobiliario.
En este nuevo modelo excluyente donde se intercambia a población de rentas bajas por otra de perfil medio alto se produce un vaciado de equipamientos y dotaciones públicas (deportivas, sanitarias...) ya que a esta nueva población no le son de utilidad pues utilizan equipamientos privados. Igualmente desaparece el comercio pequeño de cercanía pues la cultura de consumo de esta nueva población es la de la gran superficie. Así los equipamientos púbicos se convierten en edificios residenciales. Según el valor del barrio, dada su proximidad al centro o ser el propio centro, se convierte al barrio en una zona orientada al comercio y el consumo o en un barrio residencial o dormitorio con la particularidad de estar próximo al propio centro.
Lo más triste en mi opinión es la aptitud de algunas vecinas que con el discurso de la delincuencia exigen soluciones que acaban justificando estos procesos de gentrificación convirtiéndose en sujetos activos y víctimas del mismo. Así si lo que entendemos por seguridad es trasladar y tener a la población más desfavorecida alejada de los barrios céntricos y gentrificados, entonces sí, tenemos una ciudad segura.
Es aquí donde las administraciones públicas y en especial los ayuntamientos se convierten en protagonistas. Así se convierten en emprendedoras del mercado, en este caso el inmobiliario, implementando políticas de incentivación de la especulación, las iniciativas comerciales, etc.. Dejando de mantener una actuación reguladora que vele por los derechos de los y las vecinas y llevando a cabo actuaciones que benefician a los intereses mercantiles. "Es fácil ver a las administraciones públicas de las mano de los propios procesos de gentrificación". Se opta por la sustitución de las personas que viven en el barrio en lugar de facilitar la mejora en las condiciones habitacionales y sociales de dichas personas. Lo mismo se hace con los comercios donde en lugar de apoyar el mantenimiento del pequeño comercio de cercanía del barrio se apoya el remplazo por otro tipo de comercio alejado de las necesidades del propio barrio. Se sustituye la carnicería del barrio por galerías de arte, por ejemplo, o el bar de txikiteo por la cafetería chick, la panadería de barrio por la franquicia, etc...
Supongamos que hablo de mi barrio
Supongamos que hablo del entorno de la parte vieja-uranzu. Cierto es que la llamada crisis no está permitiendo un proceso de gentrificación todo lo rápido y deseado por parte de ayuntamiento y ciertos sectores implicados pero precisamente esta, la crisis, ha acabado convirtiéndose en una excusa más para llevar a cabo este proceso. En realidad este proceso se está llevando a cabo desde hace unos años, con pequeños pasos, pero sin pausa. Tal vez un factor importante es que en los planes municipales hasta ahora no entraba en la lista de zona prioritaria, es decir, había otras zonas y sectores de mayor interés o rendimiento económico para el ayuntamiento que esta zona. Si bien, no es menos cierto que siempre ha estado en la lista y la agenda política desde al menos 20 años atrás. Los mismo debates recurrentes se han dado cíclicamente, inseguridad, delincuencia, tráfico de sustancias ilegales, ruidos, etc...
Es evidente que en cuanto a fisonomía urbanística el barrio en lo referido a la plaza Urdanibia y ciertos alrededores se ha ido renovando con nuevos edificios y con nueva gente entre ellas mucha joven. Con lo que ese discurso de un barrio envejecido no se sostiene. Incluso hay datos del propio ayuntamiento que lo confirman. No menos cierto es que la zona de Uranzu si ha sufrido y esta sufriendo un deterioro, abandono, vaciado (literalmente incluso) y pauperización muy preocupante. Podemos decir que esto forma parte de estos procesos de gentrificación. La gentrificación viene a ser como si nos inocularan una enfermedad para después vendernos la medicina donde al final resulta que el remedio es peor que la enfermedad.
Siempre ha sido necesario, y hoy más que nunca, tener una perspectiva más amplia que la inseguridad, la mala convivencia, etc.. a la hora de abordar la mejora del barrio y su convivencia. Se debe de huir de soluciones fáciles e interesadas, de discursos maniqueos e igualmente interesados, como el de inseguridad versus seguridad igual a más policía. Hay que entender que son muchas y diferentes las personas que vivimos, habitamos, residimos y disfrutamos del barrio. Debemos de tener muy presente este debate sobre los procesos de gentrificación y los intereses a los que benefician. Y por supuesto desterrar ideas como "la conquista o reconquista del barrio" para unos intereses ya sean económicos o grupales.
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