Estrategias represivas cada vez más cerca

fotoTodos los días vemos en los medios de comunicación cómo el poder económico y político va recrudeciendo sus estrategias represivas a distintos niveles. Lo hemos visto todos estos días a cuenta del mundial de fútbol de Brasil, en las movilizaciones en defensa de Can Vies, en los cientos de miles de desahucios que se llevan produciendo en el Estado español, y un largo etcétera que no podríamos reproducir aquí. Toda esta barbarie responde a un mismo objetivo común, que ya todos y todas conocemos muy bien, la acumulación de capital. Pero también va acompañado de una estrategia de gentrificación que de formas muy diferentes y a través de distintas estrategias más sutiles o más violentas se van repitiendo a lo largo y ancho del planeta.

Bueno, pues en Irun concretamente, tampoco somos ajenas a este proceso de imposición de la gestión urbanística y del espacio público. Auspiciado por constructoras fundamentalmente y grandes empresas. Amparado por el ayuntamiento a través de sus ordenanzas municipales (Ordenanza Cívica y Ordenanza de eventos públicos). Y ejecutado por quienes acatan obedientemente las órdenes del poder, en este caso: La Policía Municipal.

Ya conocíamos referencias de abusos de la policía municipal contra las prostitutas, las skaters u otras personas que desarrollan deportes urbanos, la ejecución violenta de desalojo de campamentos rumanos, etc. Pero hasta ahora la dimensión de las agresiones no había sido de brutalidad policial desmedida como la que se dio en el operativo desplegado el sábado 14 de junio a la mañana en la calle Peña.

No vamos a entrar aquí en los hechos concretos, puesto que entendemos que existe una investigación al respecto. Pero no queremos permanecer en silencio y que no se oiga lo que, a nuestro entender, responde la provocación sucedida. Y es que a una semana del comienzo de las fiestas, después de que el ayuntamiento haga “oídos sordos” a las demandas ciudadanas de no llevarse las fiestas de la plaza Urdanibia es bien curioso que se provoque una situación de “inseguridad ciudadana” por “actos incívicos” en los alrededores de la plaza. Una justificación perfecta para desacreditar el trabajo desarrollado durante años por personas y colectivos sociales de revitalización del casco viejo de Irun, ya sea a través de actividades esporádicas llevadas a cabo en la plaza de Mosku; ya sea la activación de las fiestas del barrio o la de realizar las fiestas municipales al margen de FICOBA.

¿Acaso alguien ha pensado que es casual que se declare ZONA ALARDE la calle CIPRIANO LARRAÑAGA, precisamente este año? A nosotras no nos lo parece, puesto que hace apenas tres meses, en esa misma calle fue asesinado Alí Napoleón Zangmeni, ante la impotencia de sus amigas y compañeras y la ausencia de la policía municipal que estaban en el cambio de turno precisamente o casualmente. O quizá no interesaba evitar una situación de tamaña violencia puesto que el proceso de gentrificación en Irun necesita ser acelerado ante el creciente aumento de población migrante, empobrecida, … molesta. No sea que se vayan a organizar y a protestar por la muerte de su compañero, o por la imposición de las normativas municipales, o por la reivindicación de los espacios públicos como lugares de reunión, disfrute, desarrollo y relación humana.

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