Ante la peticion de carcel y la ilegalización comunicado de los encausados Walter Wendelin, Aritz Ganboa, Dabid Soto, Unai Vázquez eta Gabi Basañez:

fotoA lo largo de este año 2015, cinco de las personas que en el año 2010 fuimos detenidas bajo la acusación de formar parte del aparato de internacionales de ETA vamos a ser juzgadas en la Audiencia Nacional española.

Hoy, transcurridos más de cuatro años de aquella redada policial que acabó con nosotros 5 en prisión, se demuestra que todo fue una gran mentira. Ninguno de aquellos titulares que ocupaban las páginas de la prensa estatal o local tenían más rigurosidad que las falsedades que se escupen desde el ministerio de interior español.

El gobierno español utilizó la operación policial contra Askapena para continuar con su estrategia de mandar un único mensaje a la Izquierda Abertzale: la única salida es la cárcel o la rendición. Se equivocaron cuando pensaron que nos tenían contra las cuerdas. Y se equivocan si piensan que en este nuevo camino hemos perdido capacidad para lograr conquistar las libertades y derechos que como pueblo y como ciudadanos nos corresponden.

La nuestra fue una redada pensada para castigar a la Izquierda Abertzale. Pero no solo eso. Hoy conocemos, fruto del escrito de acusación presentado por la fiscalía del estado, que aquella primera intención escondía tras de si algo más perverso si cabe.

El estado español a través de su fiscalía ha desvelado que además de la impactante foto que buscaba con nuestras detenciones, perseguía un objetivo con un calado político mucho mayor.

Su objetivo era torpedear la labor internacionalista que este pueblo realiza desde hace décadas para romper con el silencio que ellos tratan de imponer en el exterior de sus fronteras. Su objetivo era silenciar a cientos de brigadistas. Silenciar a cientos de testigos directos de los crímenes del Estado Español y de sus aliados internacionales. Su objetivo era romper con los lazos de solidaridad con Euskal Herria. Pretendían hacer que en nuestros viajes ignorásemos la realidad, obviando la existencia de centenares de represaliados y represaliadas vascas repartidas por todo el mundo. Querían que solo aquellos debates controlables llegasen a los Foros internacionales.

El estado español, a través de su fiscalía, repite a lo largo de más de 100 páginas argumentos cientos de veces repetidos para tratar de ensuciar el nombre de Askapena. Deja clara su obsesión por tratar de silenciar la voz de los pueblos. La voz de aquellas personas que hemos hecho de la solidaridad internacionalista nuestra apuesta militante.

Y va más allá. España, ese gran imperio lleno de traumas y complejos, lanza una autentica ofensiva a sectores que nadie en este pueblo puede aceptar que sean criminalizados. El salto cualitativo que representa la petición de ilegalizacíón de organizaciones y colectivos como Askapena, Askapeña, Elkar Truke o Herriak Aske, es simplemente inadmisible.

No nos podemos quedar quietos. No vamos a admitir que nadie ponga límites a nuestra militancia política. No vamos a dejar que este sea un juicio más. No es solo la libertad de nosostros 5 lo que está en juego. Hay más, mucho más. Como internacionalistas, como parte del movimiento popular que somos y como miembros de la izquierda independentista vasca vamos a ser un instrumento para parar al estado. Para parar la locura que a todo imperio en decadencia le termina por llegar. Ese es nuestro compromiso. Y en esa apuesta nos vamos a encontrar con la Euskal Herria que ha sido ejemplo de ternura, de lucha y de solidaridad. La Euskal Herria que siente en lo más hondo cualquier injusticia contra cualquiera en cualquier parte del mundo.

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