Irungo Harrera Sareak, Bidasoa Etorkinekin, Diakité y Ongi Etorri Errefuxiatuak.- Jornada mundial de lucha contra el régimen de muerte en las fronteras y para exigir verdad, justicia y reparación para las víctimas de la migración y sus familias.

No son números. No son categorías. Son personas con nombre, familias, vidas que merecen ser vividas, las que han sido condenadas a morir o desaparecer en las fronteras interiores y exteriores de la Europa Fortaleza, de los países enriquecidos del norte global.

No son el Mediterráneo, el Atlántico, o el Bidasoa quienes matan. Son esos países y sus gobernantes, quienes han decidido negar el derecho de circulación, las vías seguras y la acogida digna, quienes lo hacen. Quienes ilegalizan a las personas.

Conmemoramos a las víctimas de Bidasoaldea, de Melilla, de Tarajal, de todas esas fronteras que matan a personas que buscan una vida mejor o sencillamente, que solo quieren salvarla. Y las conmemoramos en torno al 6 de febrero, un día que es ya el símbolo de la injusticia y la vergüenza de una Europa Fortaleza miedosa, racista e injusta, que deja impunes delitos que acaban con vidas inocentes. Una Europa formada por estados a los que no les importa vaciar de sentido las palabras derechos humanos, justicia o democracia.

Una Unión Europea y sus miembros que dan por buenas las medidas que empujan a las personas a morir. A desaparecer. Convirtiendo mares y ríos en cementerios, dejando atrás una herida que nunca se cierra, una incertidumbre perpetua y un duelo interminable para quienes les quieren.

Una Unión Europea, que alimenta y se deja corromper por la ultraderecha y el fascismo, que condena a las personas a la clandestinidad, a ser viajeras ilegalizadas, vulnerables, racializadas, explotadas, nunca iguales en derechos ni respeto. No lo olvidemos cuando vayamos a votar.

Conmemoramos a todas las víctimas de estas fronteras asesinas y sus arquitectos. Fronteras que no se limitan al territorio. Que viajan con sus víctimas, en sus cuerpos.

Exigimos justicia y reparación y recordamos a las víctimas inocentes de un sistema que deshumaniza y mata.

Por eso seguiremos apoyando a quienes no tienen más remedio que confrontarlo. Seguiremos trabajando y colaborando por una tierra que merezca llamarse pueblo de acogida.