Korapilatuz nos traslada la pregunta si hay alternativa a las cárceles y abre el dialogo entre al antipunitivismo y el feminismo anticarcelario junta a Alicia Alonso (Baladre) y a Iune San Milla (Salhaketa) de Nafarroa. Será el martes 4 de junio a las 18:30 horas en el local de la AVV Centro.
Korapilatuz ha querido continuar con el tema, el reto que es para la sociedad la resocialización de las personas presas, de la charla del año pasado organizada junto a Pastoral Penitenciaria. En esa ocasión les surgió naturalmente la pregunta si hay alternativa a las cárceles.
Korapilatuz ha querido darle continuidad a la charla organizada junto a Pastoral Penitenciaria el pasado año sobre el reto que es para la sociedad la resocialización de las personas presas. En esa ocasión les surgió naturalmente la pregunta si hay alternativa a las cárceles.
Alicia Alonso Merino es abogada, experta en sistema penitenciario y activista feminista en derechos humanos. Además de su experiencia en las cárceles como investigadora académica, su trayectoria registra años de activismo y acompañamiento socio-jurídico a personas presas en contextos penitenciarios tan diversos como el Estado español, Chile o Italia.
Durante todo este recorrido ha participado en diversas iniciativas políticas por la defensa jurídica de las personas presas, como Oteando, OVIC, ANTIGONE o No Prison. Es autora del libro “Feminismo anticarcelario: el cuerpo como resistencia”. En él, cuestiona la cárcel como un dispositivo productor y reproductor de las relaciones de género.
Su mirada articula de forma compleja la crítica feminista a la institución penitenciaria con la tradición abolicionista penal y anticarcelaria.
Iune San Milla pertenece a SALHAKETA Nafarroa, una asociación de apoyo a personas presas y sus familiares, constituida en Nafarroa desde 1988. Salhaketa “nació como una asociación anticarcelaria y con el paso de los años ha evolucionado a lo que es hoy: una asociación anticarcelaria y antipunitivista que aboga por la abolición de las cárceles, del sistema penal, y más ampliamente por la abolición de la cultura del castigo”.
Desde su constitución han trabajado por la defensa de los derechos de las personas presas y de sus familiares, buscando medidas alternativas a la prisión, creando y fomentando procesos, programas y herramientas que favorezcan la incorporación social de las personas presas navarras, con arraigo en Nafarroa o que cumplen condena en la cárcel de Iruña. Tratan de fomentar la concienciación social de lo que supone la realidad penitenciaria en el Estado español y, muy especialmente, en la cárcel de Iruña.
¿Hay alternativa a las cárceles? Reflexionar y dialogar, un primer paso
La pena de cárcel es un castigo que a lo largo de sus años de existencia se ha demostrado que no ha logrado cumplir los fines para los que se creó.
Principalmente no reinserta, dado que la mayor parte del presupuesto empleado se utiliza en medidas de seguridad y las tasas de reincidencia son altas debido a su carácter criminógeno (es decir que reproduce el delito); que es discriminatoria, puesto que la gran parte de las personas encerradas son pobres o con escasos recurso y oportunidades; que empobrece a una mayoría, ya que cuando las personas salen, habrán perdido sus empleos y sus bienes (si los tenían) y en algunos casos hasta sus familias; que enferma, pues las condiciones de encierro provocan dolencias físicas y psíquicas, muchas de ellas irreversibles; que castiga a inocentes, debido a que la condena se extiende a toda la familia y personas allegadas que no ha cometido ningún delito; que estigmatiza, dificultando sobremanera la reincorporación de las personas al lugar de procedencia; que no repara a la víctima pues se basa fundamentalmente en la venganza y no en la reparación del daño o desequilibrio causado; que reproduce la violencia, ya que esta forma parte imprescindible de las instituciones total y no podría funcionar sin la misma.
Existente una triste relación entre cárcel, enfermedad, violencia obstétrica, aislamiento y otras formas de tortura, enfermedad mental, autolesiones, huelgas de hambre y suicidios. Todo ello en proporciones mucho más altas que fuera de los muros de las prisiones.
Las consecuencias del encarcelamiento que se extiende más allá de la prisión, ya que empobrece, estigmatiza, enferma y genera mayor exclusión social. Y en el caso de las mujeres afecta a su entorno, desintegrándolo, por el rol de cuidadoras que detentan la mayoría de ellas.
Frente a la lógica capitalista y patriarcal que crea y mantiene la prisión, es imperioso reinventar nuevas formas de restaurar el desequilibrio producido por el conflicto que generan dolor y daños pero que no recurran a la lógica que reproduzca el daño. También, es preciso derribar las concepciones punitivistas que ven en la prisión la solución a todos los problemas que tenemos como sociedad.
Estos y otros aspectos reflexionaran y dialogaran el próximo martes 4 de junio.