"Uno de los objetivos es implicar a la comunidad"

Zoa Tamara Cuéllar y Rubén Mejuto. Titiriteras

La compañía Ostomila ha organizado el Encuentro de Títeres de Euskal Herria que servirá para implicarse, enredarse y reflexionar. Además de las actuaciones, darán protagonismo en la primera edición a la diáspora y a las mujeres titiriteras. Se celebrará entre Irun y Hondarribia del 19 al 20 de este mes y tienen previsto hacerlo todos los años.

La compañía de marionetas Ostomila está integrada por Zoa Tamara Cuéllar y Rubén Mejuto, especialista en teatro y músico, respectivamente. Asimismo, ambas son titiriteras, y han organizado el Encuentro de Marionetas de Euskal Herria del 19 al 20 de este mes.

Habéis organizado el Encuentro de Marionetas de Euskal Herria. ¿Es un encuentro sin precedentes?

ZOA TAMARA CUÉLLAR: No es el primer encuentro que se celebra en Euskal Herria. Aquí, hay mucha tradición de encuentros, más en épocas anteriores. En Euskal Herria el mundo del títere es muy joven. Por ejemplo, el movimiento del teatro moderno del títere no es nada fuerte, pero en los otros sitios sí. Durante el franquismo había compañías de marionetas que hacían cachiporra, protagonizadas por personajes que usaban porras, y la compañía de marionetas más importante del Euskla Herria era la de Conchita Momeñe, cuyo personaje Colorín se hizo popular. Lo hacían en castellano y venían de comer de la tradición de los títeres. En Navarra, por su parte, se encuentra Ana Bueno, de la misma generación que Momeñe. Aquí tenemos esos dos referentes. Más tarde, en la década de 1970, los títeres se iniciaron en euskera. Las primeras referencias fueron el grupo de marionetas o la compañía Kukubiltxo. Dentro de ella podemos encontrar a Toti Martínez de Lezea, que empezó con Kukubiltxo y actualmente tiene 400 obras de teatro de marionetas.

Los primeros encuentros comenzaron en las décadas de 1980 o 1990. Los festivales de marionetas también comenzaron en esa época, y el TXF de Bilbao comenzó entonces. En este festival se juntaban mujeres marionetistas que eran premiadas. Los títeres han creado lugares para ellos, como el Día del Títere, los Recitales de Títeres... Más tarde se organizó un encuentro con motivo de las muertes de dos marionetistas de Euskal Herria, Mikel Díez y Estefa Erro. Eran pareja, y sus amigos y amigas organizaron un encuentro con el nombre: Euskal Txotxongilolarien Topaketa. Se hacía en Zugarramurdi y fue muy importante porque fue un punto de encuentro para muchos y muchas. Se celebraron diez ediciones, cada dos años. La última fue en 2016.

Han pasado casi diez años desde el último encuentro. ¿Notaron el vacío?

RUBEN MEJUTO: Por un lado hay festivales y por otro, encuentros. Hay varios festivales que con 400.000 euros organizan un festival internacional. Allí hay marionetas de Euskal Herria, pero son minoría. En ellas traen todas las disciplinas del mundo del títere, pero son festivales. En los encuentros también se realizan exposiciones de trabajos, pero también nos encontramos con marionetas locales. Este último ha estado menos. El Encuentro de Marionetas Vascas [de Zugarramurdi] fue el más importante en nuestra opinión. De hecho, aunque era un homenaje, se convirtió en una fecha de referencia y se organizaba en auzolan. El ayuntamiento de allí ponía la comida, los hosteleros también se implicaban, otros ponían la casa... Se hacía entre todos, aunque el artista no tuviera presupuesto para pagar.

CUÉLLAR: Es muy importante destacar que en Bilbao se celebraba un encuentro de mujeres marionetistas, además del de Zugarramurdi. Yo soy nicaragüense, y vengo de una familia titiritera. Mis padres estuvieron en el encuentro de Zugarramurdi, y se quedaron sorprendidos. En aquella época era un adolescente y es verdad que me sorprendió mucho la historia de Mikel y Estefa. Aún hoy lo recuerdo. Conocí el País Vasco desde la mirada de mis padres y en 2017, cuando llegué aquí, ya no había encuentros. Para entonces estábamos trabajando con Rubén [Mejuto] Ostomila en nuestro proyecto.

Creo que en Euskal Herria se ha perdido la capacidad de sumar. En América Latina es muy habitual que se celebren encuentros, y no solo eso, son necesarios allí. Yo creo que en América Latina no vives la vida si no te encuentras, si no estamos juntos y juntas. Aquí me sentía muy solo, y sentí la necesidad de hacer algo. Sentía que desde nuestro rincón estábamos haciendo teatro de marionetas y no me gustaba eso. Así que propuse que nosotras organizáramos un encuentro y nos pusimos a investigar.

MEJUTO: En un principio no nos creíamos que no había puntos de encuentro, y en 2017 empezamos a ver si en Euskal Herria y en el Estado Español había gente del mundo del títere para tomar al menos un café. Llegamos a la conclusión de que cada uno íbamos a nuestra bola, que los contactos laborales no se compartían por miedo a robar trabajo. De hecho, la situación es muy precaria. Entonces, Tamara [Cuéllar] y yo pensamos que al tener nosotras trabajo haríamos lo contrario. Luego la realidad fue que cuando creamos Ostomila en 2019 hemos estado muy ocupados buscando trabajo, pero desde hace tres años hemos tenido mucho trabajo y hemos podido ponernos a otra cosa. Además, Tamara viene de formar parte de una gran compañía en la que había gente multidisciplinar, por ejemplo, payasos. Llegó aquí y no encontró nada de eso.

Habéis traído a gente que anda en el mundo de las marionetas, pero que mezcla otras disciplinas. ¿Ha sido una decisión consciente?

CUÉLLAR: Hemos querido funcionar al margen de la lógica de los festivales y hemos dicho a todos y todas las que van a venir que les pagaremos igual. Hemos estado en muchos festivales y encuentros y hemos notado una gran diferencia en cuestiones de pago. Hemos encontrado precios diferentes y desde mi filosofía y mi ideología decía que no. Deberíamos cobrar lo mismo porque todos y todas estamos aportando y el respeto se nos debe a todos y a todas.

En una larga etapa de mi vida me he dedicado a la investigación y a la crítica, y vi muchas actuaciones y leí mucho. Eso fue cuando estaba en Cuba. Me dediqué a ello durante cinco años y en Cuba hay otro nivel. Vi muchas compañías de teatro. Tengo una base sólida y a la hora de ponerme como programador me pregunté qué quería para mí. Tenía claro que quería mostrar poéticas diferentes, desde la mirada de las mujeres artistas. Así que tenemos poéticas diferentes, y cada vez más mezcladas, cada vez hay más disciplinas, me gusta más.

MEJUTO: Además de las disciplinas, también hemos mirado el origen de las mujeres. Hemos querido que Euskal Herria estuviera representada, pero también hemos tenido presente la representación cultural: la gente de Euskal Herria y la que está en la diáspora. Por ejemplo, vendrá la gallego-vasca Larraitz Urruzola, que representará por primera vez una obra en euskera, Dona barriga verde. Se centrará en el género, con humor y haciendo cachiporra gallega. Esta obra es una adaptación y nos mostrará que la tradición hay que adaptarla. Para la tradición eso es positivo y en el Bidasoa eso lo sabemos.

CUÉLLAR: Soy una mujer migrante y vivo una hibridación en mi identidad. Mi obra tiene una identidad euskaldun, pero también es latinoamericana por la técnica que utilizo, entre otras cosas. Aquí se mira mi obra como si fuera otra cosa.

MEJUTO: Ostomila tiene un sentido del humor que no está aquí, tiene una huella latinoamericana. Eso es algo muy nuestro, identificable como compañía. Adaptamos la tradición e hibridamos. En Euskal Herria no existen escuelas de títeres tradicionales.

¿Es urgente crear redes?

MEJUTO: Sí. Por eso estamos haciendo esto.

CUÉLLAR: Hay compañías que tienen muchos años y tienen sus propios circuitos. Nadie puede entrar en esos circuitos. Lo importante es el pluralismo y con estos encuentros hemos pensado en ello. Uno de los objetivos será implicar a la comunidad. En América Latina no solemos tener dinero para organizar las cosas y cuando las hacemos las hacemos de forma muy precaria. Pero las hacemos, las hacemos, y la comunidad se implica. Suele haber implicaciones diferentes, monetaria o moral.

Las mujeres marionetistas serán las protagonistas de esta edición que se celebrará en Irun y Hondarribia. ¿Hay brechas de género?

CUÉLLAR: Hice un censo de compañías e identifiqué 40 compañías. Algunos están en marcha y otros no. A la hora de hacer ese censo vi que en la mayoría de las compañías el rol principal es el de mujer. Por eso me pareció muy interesante el mundo de las marionetas en Euskal Herria. No es así en todas partes. Podemos entrar en hipótesis: las marionetas están más limitadas a los y las niñas. En general, a la educación y a la cultura, y entonces son las mujeres las que dominan estos sectores. En todas las compañías hay mujeres y hombres, pero en el 80% de ellos los roles más importantes son los de las mujeres. En cambio, en las artes escénicas no ocurre eso.

La marioneta es también un arte marginado. En la mayoría de las compañías pequeñas las escritoras o directoras son mujeres, y en América Latina los hombres son mayoría. Así que tuvimos claro que en el primer encuentro teníamos que hablar de la gran presencia de mujeres. Cada año nos gustaría hacer un encuentro y cada año tomar un tema diferente. Pero si cuando hacemos una valoración de los encuentros llegamos a la conclusión de que en estos encuentros se necesitan espacios exclusivamente para mujeres, la próxima vez también ofreceremos ese espacio.

Las instituciones muchas veces obligan a hablar de temas morados, a menudo están en las bases de las subvenciones. En nuestro caso ha surgido de la necesidad. No ha habido espacio para las mujeres marionetistas de Euskal Herria. Es una cuestión de conciencia y queremos incidir en la memoria colectiva.

También habéis organizado dos mesas redondas. En una de ellas hablaréis de creatividad y género. ¿Cuál será el punto de partida para la reflexión?

CUÉLLAR: He preparado varias preguntas, pero la idea no es contestarlas, sino tener puntos de partida. Por ejemplo: "¿Qué retos y oportunidades te has encontrado en tu carrera profesional? ¿Crees que el género ha influido? ". O "¿Ves la percepción de género en tu trabajo?"; "¿Qué recursos has encontrado para desarrollar tu carrera en Euskal Herria?". Estas mesas redondas se documentarán y estarán en el Topic de Tolosa. Además, estaré escribiendo artículos como parte de mi investigación.

Habéis preparado el encuentro autogestionados. ¿Cómo ha ido?

CUÉLLAR: Tuvimos claro que teníamos que hacerlo a través de la autogestión y tras la COVID-19 vimos que es imposible estar continuamente bebiendo del pecho de las instituciones públicas. Ni siquiera podemos estar esperando que nos den una ayuda económica. Por el otro lado, queremos que la gente vea que esto tiene un valor. De hecho, todas las actividades son gratuitas, y por eso las asociaciones de vecinos también han hecho una aportación económica.

MEJUTO: También hemos pedido colaboración a los ayuntamientos, también haremos un sorteo... Para conseguir el número del sorteo hay que acudir a Hazia Kultur Elkartea, Kabigorri o el hostal Larragane, y obtener un número por dos euros. Habrá tres ganadores, se llevará un boceto del cartel, realizado por el dibujante Aitor Espie.

CUÉLLAR: Tenemos que crear una relación con las instituciones, pero desde la igualdad. No somos artistas que vamos a pedir dinero, sino artistas que vamos a hacer una propuesta y si están interesados, que se suban al carro. Si no hacemos nuestro arte, el área municipal de cultura no tiene nada que programar. Ellos no nos están dando trabajo, aquí hay una relación construida desde la igualdad. El Ayuntamiento crea un espacio que nosotros y nosotras producimos en él. Y con eso también se crea un público. Si no hay público no habrá interés alguno. Estamos creando público desde las redes sociales, incidiendo en la conciencia de ir al teatro...

MEJUTO: En Irun, además, la oferta infantil es muy mala. Se programa a veces sin ningún criterio, como si todo valiera. Tengo que decir que en los pueblos se programa para niños y niñas con mejor criterio que en las ciudades. A veces hay una resistencia a no colaborar en Euskal Herria.

Publicado originalmente en euskera en bidasoa.hitza.eus.

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