En su célebre ensayo titulado Vigilar y Castigar, Michel Foucault describía con detalle la invención de un sistema de control penitenciario creado por Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII y denominado “Panopticon” (término griego que significa “visión total”). Ese dispositivo arquitectónico sigue siendo empleado en la construcción de prisiones “modelo” en muchos lugares del planeta. Consiste, en su esquema básico, en un edificio circular en cuyo centro se sitúa una torre de vigilancia.
Ésta se encuentra atravesada por amplias ventanas que se abren sobre la cara interior del círculo. A su vez, el edificio periférico está dividido en celdas, cada una de las cuales ocupa todo el espesor del edificio. Las celdas tienen dos ventanas: una abierta hacia el interior, que se corresponde con las ventanas de la torre de vigilancia, y otra hacia el exterior que deja pasar la luz de un lado al otro de la celda. Así, basta con situar a un solo vigilante en la torre central para que, gracias al efecto de contra-luz se pueda captar desde la torre las siluetas de los prisioneros sin que, y esto es lo importante, éstos puedan vislumbrar al vigilante de la torre.
En ese dispositivo arquitectónico se expresa una nueva concepción de la dominación. Frente al modelo precedente, en donde el poder se concibe ante todo como una entidad luminosa (recuérdese el sobrenombre de Luis XIV, el rey “Sol”) mientras que los dominados se definen por la sombra (de ahí el empleo de las mazmorras), la modernidad invierte por completo esa polaridad. A partir de entonces, el poder se transforma en una entidad impenetrable, opaca, mientras que quienes son objeto de su dominación quedan expuestos a la luz, forzados a una transparencia total. Se trata, en definitiva, de ver sin ser visto, es decir, de introducir al “otro” (al adversario, a quien se pretende dominar) en una relación de desigualdad o desequilibrio radical, de suerte que quede expuesto a nuestra percepción mientras que uno resulta invisible para la suya. Esa dialéctica de luces y sombras, de miradas indiscretas y ocultamientos, inicialmente concebida a la hora de resolver la vigilancia de los prisioneros en un espacio carcelario, define paradójicamente el modo en que el poder y la dominación se ejercen en nuestras sociedades “democráticas”.
La veracidad de ese análisis queda demostrada al reparar hasta qué punto los ciudadanos nos hemos convertido en entidades transparentes, expuestas permanentemente al escrutinio de nuestros movimientos y acciones (a través de nuestros smartphones y ordenadores, de las cámaras de seguridad instaladas en las calles, etc.) mientras que las corporaciones mercantiles, los comités ejecutivos de las entidades financieras y hasta los designios de las instituciones públicas tienden a volverse opacas para nosotros. Eso explica también la obsesión reciente por la “transparencia” de nuestros gobernantes. Conscientes de su opacidad intrínseca, y ante la demanda de la población de unas relaciones simétricas y horizontales, se ven obligados a menudo a hacer concesiones para mostrarse menos opacos. Ese es también el caso del Sr. Santano, preocupado últimamente por ser más transparente; una voluntad que, una vez más, y como explicaré más adelante, no es más que pura operación cosmética, mera fachada. Pese a sus esfuerzos por convencernos de que su gobierno apuesta por esa reclamada “transparencia”, sigue siendo en realidad fiel a esa lógica de la opacidad que define toda relación de poder no-igualitaria.
En las últimas semanas se ha producido en el seno del ayuntamiento de nuestra ciudad un verdadero escándalo que, al menos a mi juicio, revela muy bien lo que acabo de exponer. Dos grupos políticos, EH Bildu y Sí se puede Irun, han pedido al equipo de gobierno, formado por la coalición entre el PSE y el PNV, que los partidos de la oposición puedan tener acceso a los expedientes de los proyectos solicitados y desarrollados por el ayuntamiento, es decir, a toda la información que recoge las gestiones y trámites realizados para llevar a cabo algo que se ha solicitado por registro de entrada. Pues, bien, el equipo de JAS está haciendo todo lo posible para negar el acceso a esa documentación. Esto es, pretenden mantener lejos de la mirada de una parte de los representantes de los ciudadanos una información generada por la propia institución pública al servicio de todos en su desarrollo legal y normativo. Este hecho constituye una aberración política que deja al desnudo la cacareada voluntad de transparencia del Sr. Santano. Sin maquillaje, sin esos artificios cosméticos que tanto le gustan, el alcalde y su equipo, queriendo preservar su opacidad se muestran tal y como son, y en ese intento patético por mantenerse en el secreto, al abrigo de las miradas molestas de los ciudadanos y sus representantes, confirman sus reflejos autoritarios. ¿Qué calidad democrática tenemos en una ciudad gobernada de ese modo? ¿Qué motivos hay detrás de esa voluntad por mantenerse en la opacidad? Y, aún más inquietante, ¿qué clase de oposición se ha podido ejercer en las últimas décadas sin acceso a esa documentación? ¿Cómo es posible que ningún partido haya reclamado hasta hoy ese derecho fundamental?
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Comentarios
altu53 (no verificado)
11 / 29 / 15
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El secretismo institucional corrompe.
“El secretismo institucional corrompe. A los incompetentes también les encanta el secretismo ..."
Julian Assange impulsor de WikiLeaks
http://elpais.com/m/internacional/2015/11/26/actualidad/1448559408_47201...
Roberto (no verificado)
12 / 1 / 15
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Portal de Transparencia
El artículo de Wu Ming viene al pelo. He estado leyendo la información que ofrecen al ciudadano desde el portal de transparencia del Ayuntamiento y no tiene desperdicio. Destaca, por encima de todos, la figura de Paéz. Qué manera de camuflar la verdad, de ocultar las carencias y revestirlas para que no afloren...qué vergüenza, vamos. En primer lugar, su CV. El señor Páez carece de estudios universitarios pero, claro, no conviene airearlo, que para eso ocupa uno de los cargos de mayor responsabilidad en el ayuntamiento, detrás del alcalde. ¿Qué hacemos? Nada, nada, no hay problema: en lugar de poner "Licenciado en tal o cual", ponemos "Estudios de Derecho"...sí, claro, seguro que llegó a matricularse y puede que hasta fuera el campeón de mus en el bar de la facultad pero de estudios universitarios NADA de NADA. Se ve, además, que ha vuelto a matricularse en la universidad privada on-line UOC pero que no consigue sacar tiempo para estudiar y completar el grado de Derecho. ¿Solución? Ponemos una frase ambigua y carente de fundamento y listo: Certificado de Estudios Jurídico de Derecho Público...Madre mía, lo que tiene uno que leer. IMPRESENTABLE. Pero ¿quieren más transparencia? Pues ahí va taza y media: Paéz, que lleva años cobrando un salario anual bruto de más de 54.000 Euros declara que sus cuentas bancarias sólo tienen 6000 Euros....como lo oyen. Su señora esposa, que ha tenido la suerte de ser agraciada con un puesto de confianza, gana un salario similar como jefa de prensa del Ayuntamiento pero, nada, la economía de los Paéz es de una sobriedad notable. ¿Habrá que hacer una colecta para que puedan irse a veranear este año, no? Patético. O son idiotas o, peor aún, se creen que lo somos.... ¡Viva la transparencia Made in JAS!
Amets Taberna
12 / 1 / 15
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De profesión político
No es tanto que se tengan estudios o no, tampoco debemos caer en la titulocracia, es más importante ver que son personas que desde el mismo instituto no han realizado ninguna otra labor fuera del partido o las instituciones. Su única relación con muchas de las realidades existentes en el día a día han sido tamizadas por el partido o la institución. Es aquella famosa anécdota de Zapatero, creo, y el precio de un café que tan bien refleja esto.
Sin embargo, esto puede ser asumido por las personas si creen en el discurso imperante que pretende hacernos creer que la partitocracia es la mejor para gestionar esta democracia representativa o más bien delegacionista. Es decir, que ¿quiénes mejores para dirigir un ayuntamiento que quiénes llevan toda la vida trepando por el mismo? ¿quiénes conocen mejor las entrañas del sistema que esta gente? Así es fácil que con estos, ahora sí, excelentes currículos para no salirse del camino dictado y tener bien presente quién dicta este camino y que por supuesto no somos los y las irunesas, como decía Groucho, "partiendo de la nada hayan alcanzado las más altas cotas de miseria". Al final es un currículo que indica el alto grado de mimetización, desconocimiento y falta de empatía con las personas que dicen representar y trabajar para su bienestar. Al final si que son trasparentes para ojos que miran con crítica e incredulidad.
Roberto (no verificado)
12 / 1 / 15
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Totalmente de acuerdo
En un artículo anterior, el propio Wu Ming ofrecia un diagnóstico muy similar al que nos ha brindado Amets Taberna. Los únicos méritos de esa clase de políticos consiste en haber triunfado a la hora de abrirse paso y escalar en el interior de una institución privada -los partidos no son otra cosa- que funciona de manera antidemocrática y donde imperan las malas artes, el engaño y la perfidia. Totalmente de acuerdo, pues, con el diagnóstico de Amets. Eso sí, no pretendía señalar tanto el hecho de que Páez carece de estudios universitarios como el intento patético de camuflar esa realidad y presentarse, una vez más, como lo que no es. Es un gesto que, aunque pequeño tiene valor, y demuestra hasta qué punto son capaces de engañar y mentir con tal de vender su imagen... Patético y lamentable. Por suerte, son muchos los ciudadanos que empiezan a conocer cada vez mejor a esta gentuza...