Ante las manifestaciones del presidente de la Sociedad Nuclear Española (SNE) y presidente de Nuclenor, José Ramón Torralbo, en la jornada celebrada hoy 'Seminario Permanente de Tecnologías Energéticas”, “sobre el transcurso de dos años de evaluación exhaustiva" de la central nuclear de Santa María de Garoña, “sin que haya aparecido impedimento técnico" para que la planta pueda seguir operando, EGUZKI considera dichas declaraciones una provocación y no podemos mirar impasibles ante la petición de reapertura y funcionamiento de Garoña.
El Gobierno español y Nuclenor, la empresa propietaria participada por Iberdorla y Endesa, están dando pasos para ponerla en marcha nuevamente, anteponiendo con ello el interés económico en el corto plazo, a la seguridad de la ciudadanía y del medio ambiente, negociado los 60 años de vida útil en nucleares como Garoña, central nuclear de primera generación, que ha superado la fecha de caducidad. Ello supone un riesgo inasumible dadas la graves deficiencias, accidentes y catástrofes que se han producido en supuestos similares. La situación nos indicaba que el cierre no era definitivo, ante intentos por utilizar la instalaciones como almacén nuclear o proceder a la reapertura, mientras que el paso del tiempo jugaba a favor de su obsolescencia de materiales y agravación de riesgos.
Desde 1990, Garoña ha notificado más de 136 accidentes de seguridad. Diversos estudios contrastados advierten de que Garoña presenta graves problemas de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención. Inaugurada en 1971, su diseño es gemelo del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima (Japón). El propio Consejo de Seguridad Nuclear indicó que Garoña sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión. La central de Garoña es gemela del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima, con un diseño obsoleto de hace medio siglo que ha acreditado una preocupante falta de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención.
Garoña debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad. La ciudadanía y mayoría política del territorio de Araba se ha posicionado en multitud de ocasiones, reclamando la paralización de todos los trámites para su autorización, y posteriormente el desmantelamiento, para garantizar el cierre definitivo e irreversible.
A pesar de que Garoña lleva sin actividad productiva desde el 21 de diciembre de 2012, el director de energía nuclear de Endesa, Juan María Moreno, ha considerado hoy «imprescindible» la energía nuclear, cuando no es necesaria como se puede comprobar desde hace cuatro años que lleva desconectada de la red.
Además, estas declaraciones se producen al finalizar el plazo marcado por el CSN para su informe, pues aseguró que estaría a finales del segundo semestre del actual año, por lo que supone una declaración hipócrita, incoherente y manipuladora por parte de los propietarios de una planta nuclear muy cuestionada durante toda su existencia.
Como se puede observar en los nombramientos, debates y acuerdos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) existe hilo directo entre los políticos y lobbys pro nucleares al margen de los criterios técnicos. Por lo tanto, afirmar que "no se debe interferir" en la decisión e interferir con declaraciones concluyentes, supone querer vetar el debate social y querer jugar con el público, el arbitro comprado, los medios y la opción gubernativa de hacer lo que quiera imponiendo su criterio.
Dado el estado de la energía, la voluntad popular respecto a Garoña y los riesgos de todas las plantas nucleares, especialmente las más antiguas como es el caso de Garoña, desde el colectivo ecologista Eguzki, exigimos una vez más la orden inmediata de pre-desmantelamiento, pues entonces"será muy difícil volver atrás" a operar o engañar con el árbitro del CSN comprado para darle un barniz de estudio a un teatro de la imposición.
Una central conocida como “la de las mil grietas", no puede ser moneda de cambio ni de intereses economicistas y continuar funcionando puede dar lugar a averías o problemas graves que generen la paralización de la planta o incluso un accidente con escape radiactivo incluido. El accidente de Fukushima, cuyo reactor número 1 es idéntico al de Garoña muestra el camino. Este camino debe ser el cierre definitivo por la falta de condiciones de seguridad y el riesgo para más de un millón de personas de su entorno.
Desde Eguzki, ponemos el acento del debate en la seguridad y en la voluntad mayoritaria que ha pretendido ser violada con la posible reapertura de Garoña, por lo que a criterio de Eguzki, el cierre de Garoña debe ser algo irreversible y, tan solo hace falta que, de una vez por todas y se apruebe el plan de desmantelamiento de la planta en condiciones de seguridad para el medio ambiente y las personas, con la conveniente participación pública que garantice la transparencia del proceso, puesto que Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad.
NUKLEARRIK EZ!! GAROÑA ITXI BETIRAKO !!!
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