Xabier Etxaniz*.- En un mundo tan cambiante, pueden surgir variantes que antes no existían. Ante esto, está la posibilidad de adaptarte, o liquidar.
El servicio de Ayuda a Domicilio no está exento de tener que renovarse en este entorno cambiante. Las ayudas a la dependencia, el índice de parados que se ocupan de sus mayores... sabemos que existen varios factores en esta ecuación.
Nate esta realidad hay dos posibilidades, hacer desaparecer un servicio social y dejarlo al 100% en manos privadas, o tratar de reinventarlo, sabiendo como sabemos que el número de ancianos en Irun va en aumento.
La primera opción tiene varios riesgos intrínsecos. El precio del servicio se tira a la baja, generando situaciones de semi esclavitud para el/la trabajador/a, dudosa especialización y titulación. Nos hemos encontrado con redes que traen a la trabajadora directamente de su país de origen, entra interina en una casa, trabaja 15 horas diarias 6 días a la semana, a cambio de un salario de 700 euros, con cotización a media jornada.
El Ayuntamiento ofrece un servicio con condiciones de trabajo dignas, con personal cualificado como ningún otro, acreditado con sus correspondientes títulos. A este colectivo se le está dejando vacío de contenido su trabajo, no tienen horas suficientes para trabajar. Y por eso nos han presentado un ERE.
La segunda opción, es dotar de contenidos estos trabajos. La soledad es el mal psicosocial más extendido entre nuestros mayores. Estas trabajadoras, además de realizar una tarea doméstica y de higiene, pueden hacer múltiples funciones : acompañamiento al médico, al banco, ayuda en recados... los quehaceres para mejorar la vida de nuestros mayores son infinitos.
Y es al final esto lo que subyace detrás del desmantela iento de un servicio como este. Un abandono paulatino de nuestros mayores, una rotura del nexo que une la sociedad activa, con aquellos que después de haberse fatigado trabajando, merecen ahora la mejor atención.
La primera opción no es que solamente traiga la precarización completa de un sector, es que condena a limitar la vida social y contacto con la realidad a las personas más necesitadas.
La segunda exige una valentía política que está muy lejos de encontrarse en nuestro Ayuntamiento, el cual prefiere liquidar antes que reinventar. Prefiere discursos huecos a hechos concretos y evaluables. Prefiere invitar a ponerse el chaleco salvavidas mientras el barco se hunde, a taponar la vía de agua y seguir navegando.
Las partidas de gastos sociales deberían ser prioridad en un Ayuntamiento que se (auto)denomina socialista. Deberían tener prioridad ante inversiones electoralistas y estéticas.
Por eso, desde ELA instamos al Ayuntamiento a que busque respuestas reales al problema, le tendemos ( otra vez) la mano si quiere que le volvamos a ayudar a encontrar alternativas. Pero por favor,sin discursos de cartón piedra, ni pseudo-profundas reflexiones que lo que buscan es ganar tiempo mientras el barco se va a pique.
* Xabier Etxaniz es responsable federación Gizalan Oarso-Bidasoa el sindicato ELA
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