«No es políticamente correcto decir que las mujeres son las malas, así que ahora son las víctimas. El caso es no dejarlas hablar»

fotoEl pasado día 15 de noviembre dentro de los actos organizados por el colectivo Gaurko Andreak con motivo del 25 de Noviembre, Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres tuvimos la oportunidad de asistir a una mesa redonda sobre la prostitución. Un tema tan presente en nuestro pueblo como desconocido. La mesa corrió a cargo de Amaia componente del colectivo Arrats, Chelo Ordejón de Gizarterako de Gasteiz y Xabier Peña Koka, subcomisario especialista en protocolo de actuación ante la Violencia de Género. 

La condición de ciudad "fronteriza" siempre ha marcado a Irun. En ocasiones lo ha hecho y lo hace de forma positiva y en ocasiones de forma negativa. ¿En cuál de las dos podríamos englobar la prostitución? Se abre el debate. Trataremos de esclarecerlo desde un punto de vista que siempre suele estar silenciado, el de las propias personas prostitutas y en este caso dando voz a dos mujeres de dos asociaciones que trabajan con ellas. 

"Todo lo que conocemos proviene de los hechos y vivencias de las personas prostitutas"

La primera a la que pudimos escuchar fue a Chelo Ordejón de la asociación gasteiztarra Gizarterako. Gizarterako es una asociación referente clave en el trabajo con el colectivo de personas prostitutas en Alava. Llevan trabajando con este colectivo de personas desde 1984 aproximadamente. Todo lo que conocen de este colectivo, reconoce Chelo, proviene de los propios hechos y vivencias trasmitidas por las personas prostitutas. Gizarterako se marca como objetivo el "valorar y dignificar aquellas mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución para de este modo tomar conciencia de sus derechos como personas y como mujeres" así orientan, acogen y atienden "a las mujeres que ejercen la prostitución sin tener en cuenta su procedencia, origen o condición". 

La mayor parte de las mujeres que ejercen la prostitución en la calle, en el caso de Gasteiz, según nos cuenta Chelo, es en las rotondas y son mujeres ilegales en su mayoría africanas. Estas mujeres tienen una deuda en origen y son traídas, si bien no siempre, la mayoría de las veces engañadas. La deuda que deben pagar estas mujeres puede ascender entre 30 mil y 40 mil euros lo que hace que el periodo que pasa hasta que pueden saldar esta deuda es muy largo. Mientras no han saldado esta deuda es difícil acercarse a estas mujeres que están atenazadas y que una vez pagada "ya hablaremos" es lo que les dicen, comenta Chelo. 

La asociación se compone de personas socias y voluntarias. Hasta el momento ha sido más de 800 mujeres las que han pasado por la asociación. Desde Gizarterako realizan una serie de programas con las mujeres que se acercan a la asociación como cursos, una vez que han comenzado a conocer el idioma, de empoderamiento e igualdad. Los cursos son a la carta, es decir, tratan de realizar aquellos cursos que las propias mujeres demandan, procurando darles una formación que "les posibilite salir como personas pero que luego quieran salir o no de la prostitución es cuestión de ellas" remarca Chelo. Buscan que por medio de la cultura y del conocimiento "puedan abrir sus posibilidades a salir o seguir" siempre desde la libertad personal de tomar esa elección.

cabeceraDesde Gizarterako se hace visita a los clubes. Constatan que la prostitución en los clubes predominan las mujeres latinas y rumanas. Les dan un apoyo emocional. Estas mujeres "simplemente vienen buscando que alguien les escuchen para contar por donde están pasando y que están haciendo". Se les escucha y como comentábamos se les da una orientación laboral cuando ya dominan el idioma. Comenta Chelo que por ejemplo las mismas mujeres han conseguido por sus propios medios aprender un euskera básico que les permite saludar y entrar a los clientes en este idioma. Dentro de la formación se trata de enseñar diferentes habilidades sociales, como presentar un currículum, donde pueden acudir o aprender a decir no, por ejemplo. Una de las dificultades con las que tropiezan es la diferencia cultural entre las culturas de estas mujeres y la nuestra. Por ejemplo, explica Chelo que estás mujeres "piensan que una mujer no es mujer hasta que no es madre". Así durante el período que ejercen la prostitución si que ponen sus medidas para no quedarse embarazadas pero cuando tienen una relación estable duradera y larga "su afán es tener hijos y no uno ni dos sino más ya que sus padres han llegado a tener 20 hijos". 

Otra labor importante son los acompañamientos sobre sus dudas y necesidades. En algunos casos estos son imposibles. Son los casos donde detectan una falta de libertad de la mujer al comprobar que son acompañadas a todas partes cuando salen de los club. Una vez que "nos han expuesto cual es su problema y sus ganas de salir de donde están se les ayuda en la mediado de lo posible", sin embargo, "es muy difícil" cuando se arrastra una deuda. Cuando les ha sido posible les han facilitado tarjetas médicas. En estos momentos es casi imposible por la falta de derechos de estas personas. Desde la asociación y por medio de un médico con el que tienen confianza se realiza un control de enfermedades de trasmisión sexual. Disponen de clases de informática a nivel de usuaria para poder facilitar la comunicación con sus familias estén donde estén. 

"Es difícil hablar de igualdad o derechos con estas mujeres"

Otra labor que realizan desde la asociación es la de sensibilización por medio de charlas y conferencias. En esta labor realizan igualmente campañas como por ejemplo una campaña hace dos o tres años donde buscaban cual era la situación de los clientes respecto a la prostitución. La campaña consistió en un estudio que culminó en la publicación de un libro y una serie de charlas bajo el título "¿Prostitución igual a esclavitud?" dejando la respuesta para el mismo proceso de encuestas y charlas. 

Dentro de la labor de sensibilización tratan con estas mujeres el tema de la igualdad. "Es difícil hablar de igualdad o derechos con estas mujeres", explica Chelo, "pues no los conciben" Así "asumen que si alguien les da un bofetón es por que se lo han merecido y el hombre tiene siempre razón para ellas". Por medio de estas mujeres han llegado a saber que hay maltrato cuando se niegan a ejercer y cual es el uso que se hace de ese maltrato para que no deje rastro. Es por esto que hablar de igualdad es muy difícil, sin embargo, desde la asociación no cejan y siguen en ello. 

En la asociación trabajan no sólo con mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución sino que también trabajan con víctimas de trata de blanca, que encaminan a la Ertzantza, y personas transexuales, trabajan principalmente con todo tipo de colectivo que se dirija a la asociación. Hasta el 2009 la asociación tenía una serie de convenios con Ayuntamiento y Diputación, sin embargo, a partir del 2010 se acaban estos convenios y no reciben subvención alguna. Esto imposibilita la contratación de una trabajadora social y todo se realiza de forma voluntaria lo que origina que los horarios de atención en el despacho variaran y en consecuencia en el 2011 han notado un descenso de personas que se han acercado a la asociación. Aun así las personas nuevas atendidas el año pasado, es decir que han pasado por primera vez por la asociación, fueron 36 y 61 personas que ya lo habían hecho anteriormente. Las atendidas este año a fecha de hoy son 23 nuevas y 61 las antiguas. Ven un descenso en el número de atenciones que achacan a la falta de una persona que pueda atenderlas permanentemente. Las nacionalidades varían pero la mayoría actualmente son africanas y es difícil trabajar con ellas sobre todo cuando no tiene los papeles reglados, comenta Chelo. 

Desde esta asociación lanzan una serie de reflexiones. Comentan que "la explotación de las mujeres es un problema de salud pública y desigualdad de género basado en relaciones de dominación y explotación lo que conlleva una violencia de género que tiene como objeto de cambio mercantilista la sexualidad y el cuerpo de las mujeres y estigmatizarlas". Así para casi todas estas mujeres "su relación social en definitiva es una grave vulneración de los derechos humanos". Y lanzan una pregunta, "¿es la prostitución un fenómeno socialmente legalizable o es en cambio un negocio violento e implacable producto de las desigualdades sociales en un mundo donde unos consumen y otros son consumidos?". La respuesta queda en el aire y para nuestra reflexión, si bien siempre hay que tener en cuenta, como comentaba Chelo una frase extraída de una pegatina, "No somos robots somos personas, somos mujeres que sentimos, dignidad". 

foto"Tenéis una alta concentración de prostitución en Irun"

El turno es ahora para Amaia de la asociación Arrats y que trabaja en el proyecto que esta asociación tiene para trabajar la prostitución. Su ámbito de actuación es el territorio de Gipuzkoa y por tanto también Irun por lo que se centra en la prostitución y el trabajo que realizan en nuestra ciudad. Llevan alrededor de catorce años trabajando en Gipuzkoa el tema de la prostitución y casi el mismo tiempo lo vienen haciendo en Irun. "Tenéis una alta concentración de prostitución porque tenéis la "muga" al lado y los franceses pasan a consumir prostitución, así de sencillo" espeta Amaia. En el Estado Francés no hay clubes y la prostitución está muy penada y para los clientes es más sencillo venir a los clubes que todas hemos visto colocados estratégicamente en Behobia. 

La distribución de la prostitución en Gipuzkoa y también en Irun se realiza a través de clubes grandes, clubes pequeños y pisos. Los clubes pequeños están desapareciendo, eran como comenta Amaia, "clubes familiares" y era donde mejor se trataba a las mujeres que allí trabajaban pues eran pocas y todas se conocían pudiéndo darse el caso de que estuvieran regentados por personas que hubieran ejercido con anterioridad. En los clubes grandes y de plaza las mujeres están 21 días para después rotar y recabar en otro club, como bien comenta descarnadamente Amaia es un método donde "siempre hay carne fresca". En estos club pueda haber entre cuarenta y cincuenta mujeres, encontrándose unos cuantos clubes de estas características ubicados en Irun. El último es el sistema de piso que además es el que más está aumentando. Un motivo de este aumento está por ejemplo en que para las mujeres que no tienen papeles les resulte más sencillo dado el riesgo que supone el club por las continuas redadas por parte de la Policía Nacional. Policía que en lugar de estar mirando lo que deben de mirar, como la coacción a la libertad de estas mujeres, que comentábamos anteriormente, "se dedican a lo que se dedican", a hacer redadas a las mujeres que "su único delito es no tener papeles y buscar una vida mejor". Al ser el piso privado es más difícil para la policía entrar, motivo por el cual las mujeres sin papeles suelen optar por este sistema. En Irun según comenta Amaia la proliferación de estos pisos es mayor unido a la desaparición de algunos pequeños clubes. 

En Donostia entran en los pisos que les permiten, no poniendo demasiadas pegas, haciendo una labor desde la prevención, las consultas, todo ello intentando que las mujeres se pasen por su local. Igual que Gizarterako realizan algunos talleres bajo demanda. En estos momentos tienen un curso de euskera pues si las mujeres con las que trabajan desde la asociación quieren asentarse aquí ven que es algo que se demanda. También tienen talleres de informática pues como explica Amaia estas mujeres ya se manejan en Internet más que en el periódico para poder captar clientes, algo que ellas consideran su trabajo, "así que tienen que saber manejarse Internet, así de simple" comenta Amaia. 

Irun es el único sitio de Gipuzkoa con prostitución de calle. En su mayoría son mujeres africanas que denunciaron el acoso sobre ellas a raíz de la ordenanza municipal

Aclara Amaia que ellas trabajan sobre todo con las mujeres que quieren seguir ejerciendo la prostitución libremente. Así por ejemplo, en el momento que la mujer pasa por la puerta del local admite que es prostituta, algo que en ese mundo es complicado por la fuerte estigmatización. Normalmente se acercan la primera vez solas o acompañadas de otra mujer con lo que no son mujeres víctimas de trata de blancas pues si fuera así no irían solas, por lo que las mujeres que se acercan a la asociación no están forzadas a ejercer la prostitución si que la ejercen de forma voluntaria. 

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El tipo de mujeres que se acerca a la asociación está alejada de las mujeres africanas que ejercen en la calle siendo más latinoamericanas las que así lo hacen. Si bien si que han tenido prostitución de calle, pues ha habido prostitución de este tipo en Irun, único sitio en gipuzkoa en el que se ha dado este tipo de prostitución. Sin embargo, esta prácticamente desapareció a raíz de la ordenanza que se saco por parte del Ayuntamiento. Éste se dedicó a poner multas a las mujeres que ejercían en la calle. Durante un tiempo algunas de estas mujeres se acercaron al local de la asociación que tienen en Irun a denunciar estas multas y sobre todo la gran cantidad de ellas y la arbitrariedad con las que se las ponían. Denunciaban casos como que al ser pocas y conocerles cuando se paraban a hablar con un amigo les llegaron a poner una multa. Amaia se pregunta oportunamente "¿dónde se puede mostrar que estás captando un cliente? ¿dónde se queda el derecho individual de la persona?" Dándose además la paradoja que estas mujeres eran las más desprotegidas ya que eran africanas que no se les suele admitir ni en los pisos ni en los club, esto hace que funcionen de manera independiente. Podemos tener la sensación que la prostitución de calle ha desaparecido pero como dice Amaia esto no quiere decir que "estas mujeres hayan desaparecido, simplemente se han ido a otro lugar a ejercer" y que el problema "no desaparece con leyes y normativas que coarten la libertad de las personas" y que "habrá que buscar otro tipo de soluciones, soluciones mediadoras". Es comprensible que esta actividad pueda representar un problema para los y las vecinas así como para los comercios, sin embargo, Amaia plantea que "hay que negociarlas y hablarlas antes de llegar a soluciones en las que las únicas que pierden son las mujeres".

Con la crisis cambia el perfil de mujeres que ejercen

El perfil habitual que encuentran es el de mujer extranjera con hijos a cargo, sin embargo, se está dando un aumento de la "prostitución autóctona", como comenta Amaia. La crisis también se nota en la prostitución, así hay algunas mujeres extranjeras que se han tenido que marchar y hay algunas mujeres de aquí que han tenido que ejercer "la prostitución para poder acabar el mes". Estas mujeres normalmente son las que más se esconden y si son del pueblo se irán a otro sitio a ejercer. Esta es una realidad que tenemos y que nos deja la crisis. ¿Están estas mujeres obligadas a ejercer la prostitución por las circunstancias? "Si, pero en cierta forma todas estamos obligadas a trabajar si queremos comer y en un momento dado elijen dentro de las posibilidades que tienen el ejercicio de la prostitución". Evidentemente podrían elegir otra cosa pero a veces no se puede vivir con 600 euros al mes, cuando los tienes, y con ellos pagar un piso y sacar adelante a sus hijos, muchas mujeres que ejercen los tienen a su cargo y eligen llevar una vida mejor y dársela a sus hijos, "si debemos castigar esto entra en la moral de cada una" sentencia Amaia. 

Los principales problemas que se encuentran estas mujeres son el empadronamiento y la vivienda. Al no disponer de un contrato de trabajo no pueden acceder a una vivienda y "más de una vez viven en los mismos sitios donde trabajan". También las personas transexuales encuentran problemas pues aunque fue un logro la ley que les permite el cambio del nombre en los documentos de identidad esto no pasa en los países de orígenes de los y las extranjeras y en sus documentos sigue apareciendo su nombre de nacimiento con lo que a la hora de buscar un trabajo se les hace prácticamente imposible encontrarlo. Amaia lanza una reflexión, "¿de quién es la culpa? ¿de la transexual por ser transexual o de la persona que no admitimos las diferencias?" y es que al fin y al cabo "somos nosotras las que estamos estamos haciendo la sociedad así". 

Como decíamos en la asociación se ocupan principalmente de las personas que ejercen la prostitución pero no sólo. También hay una persona que se dedica a las personas que lo quieren dejar realizando todo un proceso para la inserción laboral. Intentan apoyar a todas aquellas que lo quieran dejar, si bien Amaia no es optimista ya que "con la que está cayendo es bastante complicado", sin embargo, ellas lo siguen intentando. Otro problema son las mujeres mayores que no han cotizado y últimamente como se comentaba desde Gasteiz están teniendo problemas con la tarjeta sanitaria. Por ejemplo, en algunos ambulatorios de Donostia están poniendo pegas en la tramitación de esta tarjeta particularmente a las mujeres migrantes. Con lo que ahora también tienen que dedicarse a acompañar a estas mujeres a tramitar la tarjeta sanitaria para que no se vulneren sus derechos básicos como personas.  

"Tratarlas como víctimas hace que se le esté quitando la voz"

fotoPrefieren hablar de derechos básicos pues creen que el eterno debate de abolicionismo-regulacionismo no "le viene nada bien a las propias prostitutas" y como decimos, les gusta hablar de derechos, derechos civiles, derechos sociales y sobre todo en este caso de derechos de las personas que ejercen la prostitución. Entienden que igualmente son derechos laborales pero no creen que las leyes que se han hecho para regularizar la prostitución estén bien hechas. De esta manera no les gusta la ley de Holanda o Alemania donde si bien regulariza el ejercicio de la prostitución no cuenta con las propias prostitutas y deja fuera el 90% de la población que son las personas migrantes. Tampoco es de su agrado la ley sueca donde se penaliza al cliente lo que conlleva un riesgo al ser un ejercicio más escondido pues ahora la prostituta además de protegerse tiene que proteger al cliente constituyendo un verdadero riesgo. ¿Qué se les pregunte a las propias prostitutas? esa es la petición que lanza Amaia. No se queda ahí y lanza una dura y firme afirmación "el tratarlas como víctimas hace que se le esté quitando la voz". Algo que para Amaia no hay derecho, "ya estamos bastante cansadas las mujeres que se nos haya quitado la voz durante toda la vida para que nos la sigan quitando". "Al principio históricamente ellas eran las malas de la película", explica, "ahora no está bien, no es políticamente correcto decir que las mujeres son las malas, así que ahora son las víctimas. El caso es no dejarlas hablar" sentencia. Ahora los malos son los clientes.

La estigmatización que se ejerce hacia estas mujeres por parte de la sociedad es uno de los mayores problemas que se tienen que enfrentar. Llevan una doble vida, ocultan que ejercen la prostitución, incluso a sus propios hijos. No podemos llegar a imaginarnos lo duro que es que constantemente se nos diga que lo que hacemos está mal. Los problemas sicológicos que pueden llegar a padecer estás mujeres no son por el ejercicio de la prostitución sino por el estigma, denuncia Amaia. Aclara que la prostitución no es un trabajo nada fácil y si muy duro. Puede suponer dinero rápido pero no fácil y en estos momentos no se está ganando tanto, aclara Amaia, por la bajada de precios debido a la alta competitividad que hay en estos momentos de crisis económica. Son muchos los rumores infundados respecto a la prostitución. Así se dice que se gana mucho pero no es cierto según Amaia, pues hay pisos abiertos 24 horas llegando a dormir con el teléfono al lado, "no hay dinero que paje eso". Si tenemos que dividir lo ganado en un mes por 24 horas "que al fin y al cabo hablamos de una disponibilidad de 24 horas al día", no se gana tanto. 

La cooperativa como posible ruptura con la estigmatización

Como ya se ha comentado la prostitución es alegal, el ejercicio no está prohibido pero tampoco está contemplado como un trabajo. Dado que la competencia de las cooperativas está en el Gobierno Vasco se está estudiando estas, las cooperativas, como la forma de ejercer la prostitución más independiente. Es decir, el dinero no sería para una tercera persona sino que sería para las propias trabajadoras constituyéndose en un trabajo autoorganizado con un importante empoderamiento en estas mujeres. Esta, la creación de una cooperativa, es una iniciativa en la que están trabajando en Donostia. Disponen de alguna personas que está dispuesta a llevarla a cabo y personas que estarían dispuestas a apoyarla. Esta sería en opinión de Amaia una forma de romper el estigma. No sólo con este tipo de cosas sino con un trabajo de sensibilización y educación. Hay que darle las voz a las propias prostitutas. Aunque son realistas y tienen claro que de buenas a primeras no van a tener cien personas que ejerzan peleando por sus derechos. En Gipuzkoa la prostitución está muy escondida y por ejemplo no se ha conseguido realizar una manifestación como si se ha realizado en Madrid o Barcelona. Amaia lo achaca a la prostitución de calle que la hace visible y no supone tanto problema que las vean. 

Si quieres ponerte en contacto con estas dos asociaciones puedes hacerlo en la calle Cuchilleria, en la parte vieja gasteistarra o en el teléfono es el 945 26 90 12. En el caso de Arrats lo puedes hacer en el Centro Aukera, en el local que disponen en Calle Milagrosa s/n de Irun en horario de 11 a 14 horas los lunes y de 16:30 a 19:30 horas los martes o en el teléfono 943 64 94 51,

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