La central nuclear de Garoña anunció el jueves 16 de abril de 2015 haber realizado “el preceptivo simulacro anual”, conforme a los requerimientos establecidos en su Plan de Emergencia Interior, con la participación de la Subdelegación del Gobierno en Burgos. (véase http://www.csn.es/index.php/es/noticias/35439-160415-simulacro) Existiendo más de un millón de personas afectadas potenciales, se evidenció que no hay simulacro que valga ni medidas preventivas sino confinamiento, evacuación general y reparto de iodo para aminorar la radiación recibida. Por ello, EGUZKI exige el cierre definitivo e irreversible de Garoña, por voluntad democrática y por seguridad.
En primer lugar, el simulacro reconoce que la ciudadania no tiene planes de emergencia ni evacuación de más de un millón de personas, y que el riesgo del acciente simulado haría necesaria la protección de la población. Resulta denunciable que las “ medidas de protección a la población” que se aplicarían en un siniestro sean las siguientes: “control de accesos, evacuación de las poblaciones, confinamiento y distribución e ingesta de tabletas de iodo, así como la activación de las Estaciones de Clasificación y Descontaminación” (sic). Dichas medidas evidencian la falta de definición de a qué población controlan, evacúan, confinan y les hacen comer iodo, y sobre todo, dos aspectos fundamentales: el riesgo real para la población, y la carencia total de una medida que evite los efectos de la radiactividad nuclear.
El riesgo asumido por los propietarios de la planta, al preveer cada año y realizar este simulacro como voluntad de continuar con su actividad, es un juego macabro inasumible, por lo que Eguzki, además de definitivo, siempre ha reclamado un proceso irreversible.
En segundo lugar, según la Nota emitida como consecuencia de dicho simulacro, “La emisión de material radiactivo al exterior ha superado los valores para los que sería necesaria la adopción de medidas de protección a la población. Un suceso de esta naturaleza habría sido clasificado como "accidente importante", nivel 6 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (INES). Así finaliza tan macabra nota admitiendo un simulacro de accidente nuclear en cuyo supuesto accidente, serian necesarias “medidas de protección a la población”, algo indefinido y sin solución tras el accidente, salvo que se atienda a las constantes llamadas de colectivos y población civil de precaución y el cierre definitivo e irreversible.
Eguzki quiere aprovechar para recordar el acto del Foro contra Garoña celebrado el pasado 7 de Febrero, en el cual se emuló un simulacro de emergencia nuclear en la plaza de la Virgen Blanca, visibilizando las trágicas consecuencias que la re-apertura de la central nuclear de Santa María de Garoña podría tener en la ciudadanía de Gasteiz, ateniéndonos a las experiencias de su hermana gemela Fukushima y de Chernobil. Dicho simulacro se basó en las personas, en los efectos conocidos por desgracia, y aportó la única propuesta viable y posible, su no reapertura y desmantelamiento con seguridad.
Es preciso hacer memoria dado que Garoña, desde 1990, Garoña ha notificado más de 136 accidentes de seguridad Diversos estudios contrastados advierten de queGaroña presenta graves problemas de seguridad en sus sistemas de suministro eléctrico, refrigeración y contención. Inaugurada en 1971, su diseño es gemelo del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima (Japón).
Con los informes de 2009 ya se puso de manifiesto la gran cantidad de defectos y elementos degradados que tiene la central, algo que también se confirmó con las pruebas de resistencia. Todos los resultados de estas pruebas de resistencia de las nucleares del Estado ante accidentes severos, y especialmente en el caso de Garoña, dejan en evidencia que el riesgo de un accidente nuclear es inasumible. Incluso con la central parada, el combustible nuclear sigue activo, sigue habiendo reacciones nucleares que, además de radiactividad, generan mucho calor. Aún en situación de parada, es necesario seguir refrigerando el núcleo del reactor, el combustible nuclear, durante muchas horas, para evitar un accidente nuclear. Tanto Fukushima-1como Garoña tienen unos reactores con un pésimo sistema de contención.
Debido a un defectuoso proceso de fabricación en los años 60, Garoña padece un problema de agrietamiento por corrosión bajo tensiones, causante del agrietamiento generalizado de las penetraciones. También ha tenido problemas de roturas de las virolas del barrilete y problemas similares en otros componentes principales. La barrera de contención de seguridad MARK1 es igual a la de Fukushima, donde se puso claramente en evidencia su mal funcionamiento, puesto que cuando se presurizaba la contención, se expulsaban los gases radioactivos al exterior, contaminando el medio ambiente.
El 8 de marzo de 2012, FAES, la fundación presidida por José María Aznar, presentó su informe Propuestas para una estrategia energética nacional, avalando las nucleares y apostando por extender hasta los 60 años la vida .Sólo tres días después, un terremoto arrasó Japón. Fukushima es una realidad conocida por todos, que muestra la falacia de la seguridad nuclear e imprudencia del PP.
En conclusión, este simulacro admite riesgo para la población, sin medida alguna que lo evite o prevenga, y pone una vez más sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear, al carecer de credibilidad las afirmaciones de que las centrales nucleares cuentan con tecnología y sistemas de seguridad que las hacen infalibles y de la remota posibilidad de que ocurran accidentes de este tipo, condenando a la población vasca a la evacuación, confinamiento o consumo de iodo para acarrear con las miles de muertes y afecciones graves que han venido padecienddo las poblaciones afectadas en otros accidentes como Three Mile Island; Chernobyl o Fukushima-Daiichi.
El propio Consejo de Seguridad Nuclear indicó que Garoña sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a diversos componentes internos de la vasija del reactor, un riesgo que se acrecentará con el tiempo.
Desde Eguzki, ponemos el acento del debate en la seguridad y en la voluntad mayoritaria que pretende ser violada con la posible reapertura de Garoña, para recuperar la dignidad y parar este intento de imposición, por lo que a criterio de Eguzki, el cierre de Garoña debe ser algo irreversible y, tan solo hace falta que, de una vez por todas y se apruebe el plan de desmantelamiento y otro de dinamización laboral en la zona, puesto que Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad.
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