ONEKA Euskal Emakume Pentsionisten Plataforma.- Otro 8 de marzo a salir a la calle con nuestras reivindicaciones, que son muchas, a pesar de la lucha que nuestras antecesoras iniciaron y que a pesar de los años no se ven muchos avances en la igualdad entre las personas de diferente género.
Se siguen dando los mismos actos violentos ejercidos por hombres hacia mujeres, estos los conocemos cuando se ven claros signos de agresión, muchos de esos acabando en asesinato, son públicos y gran parte de la sociedad se entera. Hay otros que no se hacen públicos, eso no quiere decir que no existan.
La violencia, se viste con diferentes trajes, la arriba mencionada, los abusos sexuales, muchos ejercidos dentro de la propia pareja y que quedan en la intimidad de la persona que los está sufriendo, así como los verbales o de gestos despreciativos; de estos las mujeres mayores tenemos mucho que decir por lo invisibilizadas que estamos.
Desde ONEKA como mujeres mayores pensionistas queremos denunciar además de las violencias ya mencionadas las que sufrimos desde las Instituciones y sus gobernantes.
Gobernantes que ni se les pasa por su mente que somos un colectivo con gran dificultad a la hora de gestionar solicitudes de servicios ya que todo está instrumentalizado electrónicamente y esto crea grandes dificultades a la hora de acceder a ellos, al mismo tiempo que aumenta el círculo de nuestro aislamiento, aumentando la soledad de muchas mujeres mayores, que cuentan con recursos económicos muy escasos, debido a no haber podido ejercer su derecho a un puesto de trabajo renumerado con todos los derechos de cotización.
Los gobernantes cuando tratan este tema se dedican a articular “leyes”, que desgraciadamente, y a pesar del tiempo transcurrido, siguen dejándonos en situación de abandono e invisibilidad
Nosotras no estamos esperando servicios asistencialistas ni queremos depender de la buena voluntad del gobierno de turno; reivindicamos nuestros derechos a ser tenidas en cuenta, como una gran parte de esta sociedad que somos, y que nuestras necesidades económicas, servicios socio sanitarios, dependencia, etc. estén cubiertas con pensiones dignas y con partidas recogidas en los presupuestos. Somos un colectivo que hemos aportado porcentajes muy importantes al Producto Interior Bruto, por lo cual tenemos derecho a que se nos reconozca y reinvierta en nosotras, en nuestra vejez para poder vivirla dignamente. Muchas de nosotras hemos sido, a lo largo de la vida, las responsables del cuidado de tantas y tantas personas que no han tenido otra atención. Creemos que ese trabajo, que hemos tenido que realizar y además, con “amor”, nos da derecho a que, al menos ese último tramo de la vida, lo podamos vivir con dignidad.
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