Olaia Gerendiain Ruiz de Gauna.- Aunque la forma de agredir pueda resultar nueva, la de las pinchazos es una normalización de la violencia machista histórica. Piden que, exista o no sumisión química, se enfoque en la agresión y en la responsabilidad que corresponde a los hombres.
No es algo nuevo. Este pinchazo se va trasmitiendo de generación en generación. Transformándose. El arma ha tomado ahora la figura de la jeringuilla, pero toda una estructura social está envenenada por la violencia que lleva en su interior hace tiempo; y más de la mitad de la sociedad está aplastada.
No han conseguido, hoy por hoy, identificar prudentemente una sustancia con pinchazos que se van haciendo cada vez más numerosas en el ambiente festivo, pero lo que se está extendiendo a los cuatro vientos entre las mujeres es el miedo, el terror, el pánico; una de las armas más poderosas que históricamente ha aprovechado el machismo para encerrar a las mujeres, expulsarlas de los espacios públicos, mantenerlas en las tareas domésticas, en silencio.
Con el mes de agosto se celebraron las fiestas de Oiartzun de 2022, y también en los Xanistebanes, la Asamblea Feminista de Oiartzun denunció que se habían dado suficientes pinchazos en el ambiente nocturno, así como otro tipo de agresiones machistas. Las próximas fiestas que llegarán a Oarso-Bidasoa son las de Hondarribia [del 6 al 11 de septiembre] y las integrantes del grupo feminista local Emeki, conscientes de lo que está ocurriendo en las celebraciones de la zona, se muestran preocupadas de cara a sus fiestas.
Araitz Olaiz Leibar e Inexa Maritxalar Iraeta, de la asamblea de Oiartzun, informan y ponen énfasis en "las redes, la organización feminista y la autodefensa feminista". También Leire Miguez García, vicelehendakari de Emeki, quien ha hecho una lectura de la situación y ha dado cuenta de las propuestas que el grupo ha preparado para las fiestas.
Ambas partes, de una u otra comarca, han coincidido en que el de los pinchazos es otro método para materializar las agresiones machistas y que es fundamental poner la responsabilidad en las espaldas de los agresores, "Cargar de responsabilidad a los hombres" y articular la red feminista para que toda la sociedad deje de ser cómplice.
Sin ir más lejos
Los pinchazos van acompañados de un mensaje tácito: «Si eres mujer y estás en un espacio determinado, no estás a salvo; estás asumiendo el riesgo». Y ese miedo está tomando cuerpo. "El primer día de fiestas se atendió en Oiartzun a numerosas mujeres por presuntos pinchazos", reconoce Maritxalar. El protocolo estaba preparado, y en base a ello, en colaboración con el resto de agentes del pueblo, supieron cómo actuar.
A pesar de ello, se han mostrado convencidas de que las fiestas son "un reflejo de la sociedad" y Olaizola ha llamado a la reflexión en este sentido: "La situación, claro, es grave, ¡cómo no! Cuando en la sociedad es frecuente la agresión continuada y violenta contra un colectivo, éstas tienen consecuencias".
Más que adivinar cuál podría ser el objetivo de estas agresiones, han centrado su verdadero empeño en escuchar y dar la palabra a estas mujeres agredidas, "Al atenderlas adecuadamente, denunciar la agresión y dar una respuesta lo más unitaria posible por parte de la ciudadanía", completa Olaizola, "Porque la magnitud del problema nos interpela a todas".
Responsabilidad de los hombres
A esta última idea se ha agarrado también la hondarribiarra, porque parece que todo mensaje va dirigido a las mujeres, olvidando la responsabilidad de los hombres. "La educación feminista siempre se ha basado en la figura de la mujer o de la víctima, no vayas sola, defienda tus derechos. Pero como una madre le dice a su hija que tenga cuidado, ¿le decimos al chico que no lo haga, si no, yo seré la primera en denunciarle? Yo también soy una mujer".
«Y algunos dicen: 'No somos todos los hombres'», añade Maritxalar, «Pero la pregunta es: ¿por qué nos pasan estas cosas a todas las mujeres?». En la misma línea se ha manifestado otra persona de la asamblea: "Las mujeres no salimos de fiesta pinchando a los hombres para agredirles, no tiramos drogas en los tragos de los hombres, las mujeres no asustamos y agredimos a los hombres por la noche". Los hombres han dejado de ser cómplices y han considerado fundamental "implicarse en el cambio".
La vicepresidenta de Emeki tiene claro que el intento de echar a las mujeres del espacio público es también el de los pinchazos, "Demostrar que las calles no son nuestras". Y ha respondido con rotundidad: "Nadie nos va a sacar de ella". En dos ocasiones ha pedido que el mensaje se dirija a los hombres y ha advertido de que desde el grupo feminista se propondrá al ayuntamiento que si hubiera agresiones machistas "se detenga todo en ese momento para que sepan que no lo vamos a permitir en absoluto".
Asamblea de Feministas de Oiartzun tiene, por desgracia, experiencia en este sentido, y llaman a unirse al cambio: "Nosotras hemos dado importancia a la red, a la organización feminista y a la autodefensa feminista".
Reportaje publicado originalmente en bidasoa.hitza.eus
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