Irungo Harrera Sarea, cinco inviernos

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Irungo Harrera Sarea cumple su cuarto año y quinto invierno. Desde entonces, los controles en los puentes de Santiago y Behobia siguen siendo los mismos y siguen denunciando que no se garantiza una acogida digna.

Cuatro años cumplió IHS el pasado 10 de octubre. Es fácil contar cuántos años son, pero hay mil y una historias que no se pueden contar mirando hacia atrás y vidas ganadas y perdidas, desarrolladas en torno a la red. Se puede decir que ha tenido dos etapas. La primera sería el de la creación, cuando comenzaron a juntarse más de 100 personas voluntarias en el gaztetxe Lakaxita, y comenzó a dar forma a lo que hoy se conoce como IHS. La segunda sería cuando empezaron a realizar la actuación en la calle, que es la que más años acumula de la hasta ahora.

Todo comenzó cuando se identificó a un grupo de personas migrantes procedentes de África que dormían en la estación de trenes y autobuses de Irun. Les indicaron que no podían pasar a Lapurdi, y por primera vez se hizo público que había controles racistas entre Hendaia e Irun. Ante ello, le preguntaron si les cederían el espacio para atender en el gaztetxe Lakaxita, sin poder saber de antemano la dimensión que iba a adquirir lo que iba a surgir en él. Desde entonces, además, se han celebrado manifestaciones para exigir la retirada de estos controles, y los ayuntamientos de Irun y Hondarribia, el Gobierno Vasco o Euskal Hiriguneen Elkargoak han hecho la misma petición al Gobierno francés.

Desayuno solidario

En los inicios de la red, hay que recordar que fue una red improvisada y que el gaztetxe fue un punto de encuentro para que los y las bidasoarras procedentes de diferentes militancias se conocieran y organizaran. Así lo recuerda desde el principio Karmele Etxeberria Arrizurieta, integrante de la red, que actualmente forma parte del equipo del ropero: «Todos y todas nos reuníamos en el gaztetxe y era el refugio de todos y todas».

Allí se recibía, se preparaban comidas, se ofrecían clases de castellano y euskera, se habilitaba y gestionaba un rincón para dormir, se prestaba atención sanitaria, y se pedían políticas migratorias dignas, entre otras. También recibieron la visita de dos políticos de la ciudad, como el alcalde José Antonio Santano y el representante del PNV Xabier Iridoy. Señal de que habían conseguido visibilidad.

Reunión Irungo Harrera Sarea/Red Apoyo de Irun

Desde 2018, no sólo los y las vascas tienen conocimiento de la red en las islas Canarias y Andalucía. Josune Mendigutxia pone como ejemplo que conoce a las asociaciones Frontera Sur. A ellas se suma el hecho de que en la actualidad los contactos siguen estrechándose, como por ejemplo la colaboración con l'Aurora Grup de Suport En Borriana de Castellón el pasado mes de septiembre. Este grupo apoya a las embarcaciones que trabajan en las labores de rescate en el Meditarraneo. También se relacionan de cara a casa, concretamente con Ipar Euskal Herriko Etorkinekin Bidasoa y Diaquite, con la mismas personas migrantes de Iparralde. «Euskal Herria es un pueblo. En el centro se encuentra el Bidasoa y dos puentes. Tenemos que trabajar entre todos y todas".

Las personas migrantes también comparten entre ellas el trabajo de las voluntarias. De esta forma, cuando llegan a la estación, saben que las huellas verdes señalizan el camino hacia el recurso Hilanderas de la Cruz Roja [son símbolos colocados en el suelo por el IHS] y que serán recibidos por un grupo llamado Gautxori al llegar a Irun. "Pasar información tiene también su lado negativo. Entre las personas migrantes pasan información, sí, y muchas veces no pasan por la plaza porque van directamente al río Bidasoa. El que ha conseguido pasar avisa a los demás de que ha pasado por ahí, y que le ha salido muy bien. Pero el ahogado no envía ese mensaje ", opina Mendigutxia.

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Mendigutxi lamenta que los jóvenes que vienen últimamente no tienen mucha información sobre el IHS, lo que es "extraño". Quizás las condiciones derivadas de las políticas de continuidad de la vía migratoria hasta llegar a Irun están detrás de que IHS sea una incógnita. Es decir, ahora, la mayoría cuenta que han estado un año en las islas Canarias, según se lee en los datos que se hacen públicos desde el grupo Gautxori. Mendigutxi confirma que las rutas migratorias han cambiado: "Antes venían del Mediterráneo o de Ceuta, Melilla o el Tarajal. Todo eso lo cerraron y lo que toman ahora es el camino de Canarias". Sospechan que este cambio ha afectado a la transmisión.

A falta de una acogida digna e integral

El recurso de Hilanderas en Irun es la única residencia para personas migrantes en ruta en el Estado español, y Mendigutxia cree que la ampliación de la misma se consiguió presionando. Han reclamado desde siempre una acogida digna e integral, pero siguen denunciando que esto no es así. Para profundizar en ello, Mendigutxia y Charo Ayesa, voluntaria del ropero, han tratado sobre las condiciones de la Cruz Roja. Ambas coinciden en que desconocen cuáles son esas condiciones, aunque en muchas ocasiones han preguntado por ellas al Gobierno Vasco. Lo que han confirmado es que no dejan entrar a todas las personas migrantes. "El discurso institucional en los medios de comunicación es que todas las personas migrantes son acogidas, y eso no es cierto", ha denunciado Ayesa.

Para certificarlo hacen dos recuentos diarios de las personas migrantes que pasan por IHS desde 2021, en recepción y en Gautxori. Cuentan cuántas mujeres, hombres, niños, y cuántos menores han llegado. Además, en el caso de las de Gautxori también cuentan si alguien se queda en la calle para poder hacer un seguimiento al día siguiente. Según los datos aportados por Ayesa, en 2021 222 personas se quedaron en la calle, y en cuanto a 2022, 88 no han podido entrar en Hilanderas. IHS ha trabajado con un total de 24.000 personas migrantes. «Los datos de los dos primeros años son aproximados», dice Ayesa. Para la media han tenido en cuenta cuántos han pasado por el centro Pausa de Baiona y la Cruz Roja.

Ayesa destaca que el rigor de las condiciones lo soportan sobre todo los menores. Les identifican como menores extranjeros no acompañados, por lo que no les permiten seguir la vía migratoria, es decir, les ofrecen acudir a una residencia de menores de la Diputación y no al recurso de la Cruz Roja. Mendigutxia pide que también a ellos se les trate como personas migrantes en tránsito. "Ellos no quieren protección aquí, quieren ir a Francia y allí tienen que darles protección porque es menor de edad, no aquí. Tienen que dejarles dormir, luego ellos seguirán el camino". Ante estas situaciones, las voluntarias de Gautxori, según el tiempo que haga, les instalan una tienda de campings o les derivan a un albergue.

Colacando tiendas de campaña

A pesar de no conocer nunca cuáles son las condiciones en Cruz Roja, Mendigutxi explica que no sirven para los y las que llegan a Irun. "Si llevan más de un año en el Estado van fuera y pueden pasar un máximo de tres noches. Eso en Irun no se puede permitir. Entiendo que se pongan esas condiciones para seguir adelante en Murcia, pero aquí no, porque no pueden seguir en el camino por los controles".

Que no se corte el hilo

En la actualidad la red está formada por cuatro grupos: Gautxori, recepción, comunicación y ropero. Los dos primeros trabajan en la calle. Los de acogida, cada mañana a las 10:00 horas, ponen la mesa en la plaza San Juan e informan a las personas migrantes de sus derechos, así como de sus recomendaciones para llegar a su destino. Desde que ponen la mesa todos los días se les ha acercado una multitud de personas para preguntarles cómo puede colaborar. "La gente está interesada", afirma Mendigutxia, pero también siente y lamenta que después de cuatro años "forman parte del decorado".

Además de acercarse físicamente, desde la distancia también se han puesto en contacto colegios, asociaciones u organizaciones de Euskal Herria para preguntar cómo ayudar a las personas migrantes o para pedirles que acudan a los centros educativos para tratar la migración. Para responder a todas estas preguntas está trabajando el equipo de comunicación.

Gautxori

La mayoría de los y las voluntarias son del Bidasoa. En 2022, sin embargo, se puede concluir que la tendencia empieza a cambiar, ya que dos o tres voluntarias de Oarsoaldea han comenzado a formar parte del grupo Gautxori. Ejemplo de ello es la sanjuandarra Edurne Erkizia, que el martes de esta semana ha realizado su cuarta tanda. Explica que ha estado haciendo cooperaciones en África. Pero se preguntó si habría posibilidad de hacer algo en casa. Y se encontró con IHS. "No conocía la red de acogida y me parece terrible".

La mayoría de las personas que circulan por la red desde sus inicios son mujeres y son mayores de 40 años. En cambio, la mayoría de los que llegan a Irun migrando desde África son hombres. Asimismo, Etxeberria, del ropero, destaca que al principio había muchos jóvenes en la red, pero no así en la actualidad. "Otras organizaciones repiten a menudo que no hay relevo en el voluntariado. ¿Qué está pasando? Yo no sé, la gente joven tendrá que responder a esa pregunta. No sé dónde están mirando".

Cronología

En esta cronología se recogen las políticas migratorias de los últimos cuatro años y sus consecuencias. Asimismo, se han seleccionado efemérides de la historia de IHS.

Julio de 2018. Diferentes colectivos sociales comienzan a moverse al identificar en la estación de tren de Irun a varias personas migrantes llegadas de África durmiendo en la calle. Les indicaron que no podían pasar a Lapurdi. En consecuencia, se les ofreció la posibilidad de dormir en el gaztetxe Lakaxita, hasta que luego se convirtió en el centro de acogida. En la actualidad se creó el grupo conocido como Red de Acogida de Irun, en el que trabajaron más de 100 voluntarios.

Agosto 2018. Cruz Roja puso en la escuela Leka Enea el primer recurso para las que están clasificados como personas migrantes en tránsito.

10 de octubre de 2018. "Hartas" de la situación, las voluntarias de la red Lakaxita dejaron el gaztetxe y la presión hizo que Martindozenea se adaptara como recurso. La recepción de IHS comenzó a realizarse con una mesa en la plaza San Juan, hasta nuestros días. A finales de 2019 abrieron el recurso de Hilanderas.

Manifestación Mayo 2019

26 de enero de 2019. IHS convocó la primera manifestación nacional. Reivindicaron la libre circulación de todas las personas bajo el lema 'Euskal Herria harrera herria'. La red indicó que para entonces habían sido acogidas 5.500 personas.

28 de marzo de 2019. Las y los voluntarios pintaron pasos verdes en el suelo hasta Martindozenea y colocaron un gran panel informativo en la estación de tren.

1 de junio de 2019. Se celebró un festival solidario en el gaztetxe Lakaxita, en el que el grupo Patxuko Nice realizó una canción de apoyo titulado 'Harrera'.

8 de noviembre de 2019. Amets Arzallus, bertsolari y miembro de IHS, e Ibrahima Balde, migrante de Irun, publicaron el libro autobiográfico Miñan. El libro se propagó a los cuatro vientos por la crudeza del relato.

17 de marzo de 2020. IHS suspendió su actividad por la pandemia, por primera vez en dos años, y en todo su recorrido.

18 de abril de 2021. El joven eritreo Tessfit Temzide fue hallado ahorcado en Azken Portu. Fue el primero en morir en el Bidasoa por las políticas migratorias. Posteriormente se han contabilizado otras ocho muertes en el río Bidasoa y en las vías de Ziburu.

Concnetración Irungo Harrera Sarea 23-05-2021

22 de mayo de 2021. El marfileño Yaya Karamoko murió ahogado en el Bidasoa. Según Infolibre, el joven de 28 años estuvo perdido cinco días en el Atlántico.

29 de mayo de 2021. IHS celebró su segunda manifestación junto a las redes de Hendaya. De cada ciudad salió una columna y se juntaron en el puente de Santiago. "No podemos normalizar el sufrimiento de quienes vienen en busca de una vida mejor".

29 de junio de 2021. El Gobierno Vasco presentó el plan de contingencia. Su objetivo era dar cabida a 238 migrantes en Irun y 100 en Hondarribia. También habría espacio para 400 personas en caso de necesidad, precisaron.

8 de agosto de 2021. Abdoulaye Koulibaly, un joven de 18 años de la República de Guinea, se ahogó en el río Bidasoa. Llegó a Gran Canaria el 23 de mayo después de haberse salvado en el océano.

12 de octubre de 2021. Mohamed Kemal, Fayc, Kamadouche y un hombre no identificado murieron arrollados por el primer tren de la mañana en las vías de Ziburu. BERRIA se enteró de que huían de la policía y decidieron abrirse camino por las vías para "no ser vistos". Se quedaron durmiendo allí porque estaban cansados. Un cuarto superviviente fue trasladado al hospital de Baiona.

20 de noviembre de 2021. El marfileño Sohaibo Billa perdió la vida en el río Bidasoa. La policía española no pudo identificarlo mediante huellas dactilares, el juez admitió este resultado y fue enterrado con nombre anónimo en el cementerio musulmán de Burgos. Una decisión que fue duramente denunciada por las redes de Iparralde y Hego Euskal Herria.

12 de marzo de 2022. El senegalés Ibrahim Diallo se ahogó en el río Bidasoa. Daouda Samba era su amiga, vive en Irun desde hace 20 años y dijo que Diallo no le había manifestado su intención de cruzar el río.

18 de junio de 2022. Abdourraman Bah, guineano de 25 años, se ahogó en el Bidasoa. Llegó a Lanzarote el 12 de mayo.

Publicado originalmente en euskera en bidasoa.hitza.eus

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