Las componentes de la asociación Arrats han elaborado un informe sobre la prostitución en Irun. Dicen que para hablar de prostitución primero hay que "escuchar a los protagonistas".
La prostitución tiene "cara de mujer"
June García Luengo, Sonia Vega Cunillera y Eli Paduraru Eizagirre, de la asociación Arrats, han elaborado un informe sobre la prostitución en Irun a petición del departamento de Igualdad del Ayuntamiento de Irun. HITZA ha estado con las dos últimas investigadoras, trabajadora social y educadora social, respectivamente, para hacer un repaso de lo reunido.
El estudio ha tenido un apartado tanto cuantitativo como cualitativo. El objetivo no ha sido recoger datos vacíos, sino "dar voz, qué piensan y qué necesitan" las personas que ejercen la prostitución, ha señalado Vega. Para ello, el apartado principal del estudio ha sido cumplimentado por un cuestionario de siete páginas.
102 trabajadoras del sexo han respondido a preguntas locales, 93 mujeres cis, siete mujeres trans y tres hombres cis. "La prostitución tiene cara de mujer", repiten una y dos veces las expertas en el informe de 174 páginas.
Algunos datos demográficos de las protagonistas son que la mayoría de las entrevistadas, 45 personas, tienen entre 31 y 45 años; 29 tienen entre 24 y 30 años; entre 46 y 65 se han puesto en contacto con 21 personas de edades comprendidas entre los 18 y los 23 años; y tres tienen 66 años o más.
Casi todas son migradas, la mayoría, el 81% y el 14%, respectivamente, procedentes de América Latina y los países del Este de Europa, y todos tienen familiares a su cargo. En cuanto a la residencia actual, aunque la mayoría —29— son irunesas, también son numerosas las residentes en otras localidades de Gipuzkoa o en el Estado español: 25 y 26 respectivamente. El resto de entrevistadas que prestan servicio en Irun, entre otros lugares, afirman residir en Álava, Bizkaia o Navarra, donde el 17% se encuentra en situación irregular y el 11% con visado de turista.
La mayor dificultad que han denunciado en relación al trabajo han sido los debates, en los que han reconocido la soledad. El 48% se decantaría por cambiar de trabajo en la situación actual, el 3% duda y el 49% restante afirma que le gustaría seguir ejerciendo el sexo.
Ver más datos en el informe completo.
"La prostitución es muchas veces el único medio en la migración"
¿Con qué realidad se han encontrado a la hora de investigar la situación de la prostitución en Irun?
Sonia Vega Cunillera: Esta ha sido una oportunidad. Cuando nosotras trabajamos conocemos las realidades de las mujeres que ejercen la prostitución. El programa Aukera lleva más de 20 años realizando este trabajo, pero este estudio ha sido una oportunidad para preguntar, dar voz, saber qué piensan, qué quieren. Ha sido una oportunidad para preguntarles qué está pasando.
A veces, en las intervenciones, se termina el trabajo y se queda en un segundo plano, porque quizás trabajas en cuestiones de padrón o de salud y las cierras. En ese sentido, esta ha sido una oportunidad para centrarse en el rescate.
En resumen, me parece evidente que casi la mitad de las personas que ejercen la prostitución quieren seguir ejerciéndola, que es lo que hay que tener en cuenta.
Por otro lado, hay un porcentaje importante dentro del colectivo que denuncia especialmente que tienen grandes problemas de empadronamiento. Esta carencia de derechos hace que no funcione todo el que viene detrás. Es decir, no tienen derecho a ser atendidos en los servicios mínimos de cualquier persona empadronada.
La enorme carga del estigma también ha quedado patente. Todas las mujeres reconocen que han vivido en sus pieles esa persecución del título de puta. Cabe destacar, además, que son las propias mujeres que ejercen la prostitución las que, en muchas ocasiones, se estigmatizan entre ellas.
ELI PADURARU EIZAGIRRE: Hemos podido hacer una foto general pero pequeña en la que se recogen las realidades del personal sexual que hemos entrevistado. Hay que señalar, no obstante, que si hemos trabajado con 800 personas, por ejemplo, con la investigación sólo hemos llegado a 102. Entonces, hay una foto, pero también hay realidades muy complejas y diferentes que luego no hemos podido recoger.
¿Qué es el programa Aukera?
S.V.C: Es un servicio exclusivo para las personas que ejercen la prostitución. A nivel de Gipuzkoa, el único que atiende a estas mujeres de forma integral.
Acompañamiento, contención psicosocial, escucha activa, servicio a mujeres que quieren hacer un cambio en el ámbito laboral. Les ayudamos a elaborar el currículum, a veces incluso a preparar entrevistas de trabajo, muchas veces porque no saben qué decir en una entrevista después de los últimos años ejerciendo la prostitución. Tienen mucho miedo de que eso salga a la luz.
Bueno, básicamente vamos respondiendo según las necesidades. Lo hacemos en casos que nosotras podemos gestionar y si no los derivamos a otros servicios.
Todas las mujeres que habéis entrevistado tienen cargas familiares.
S.V.C: Si no es porque tienen hijos, tienen personas dependientes a su cargo, padres, hermanas, primos, red extendida. Muchas vienen con un proyecto migratorio y saben que además de sobrevivir aquí tienen que enviar dinero al país del que proceden.
A otras les ocurre que están en situación irregular, y que no pueden hacer ningún otro trabajo. Estas situaciones son muy difíciles porque hay mujeres que no quieren seguir siendo trabajadoras de sexo, pero no tienen otra opción porque no tienen papeles y entran a la prostitución por necesidad de sobrevivir.
E.P.E: Imagínate, aunque intentes buscar un trabajo regularizado, tienes que sobrevivir durante ese tiempo, tienes que seguir pagando el alquiler y por lo tanto necesitas ingresos de una manera u otra. Es un proceso muy difícil y es muy complicado para estas mujeres compaginar todo y además conseguir la reinserción.
En el proceso migratorio, la prostitución es muchas veces el único medio para sobrevivir.
"Sus posibilidades de pasar a una situación legal son irreales"
La falta y las trabas de las políticas migratorias obligan a muchos a decidir recurrir a la prostitución.
S.V.C: Sí, algunas sí. Cuando vienen aquí traen asumido que van a ejercer la prostitución, lo que no saben es que, al llegar a Europa, van a estar en situación ilegal y cuántas y cuántas dificultades van a encontrar para regularlo. Lo que no saben es que se verán obligadas, durante todo ese tiempo, a ejercer la prostitución, lo quieran o no.
Hay mujeres que están en esta situación ilegal y no quieren seguir ejerciendo la prostitución. Ellas dicen: "No voy a robar, no voy a vender drogas porque sé que es delito, entonces la única manera que tengo de subsistir es actuar en el mundo de la prostitución porque no tengo una situación legal y no puedo estar en un trabajo normalizado; no tengo un NIE".
Las posibilidades de las mujeres en situación de irregularidad de pasar a una situación legal son irreales. Con las leyes actuales, las mujeres que vienen estarán al menos tres años en situación irregular, y la otra opción es, por ejemplo, conocer a un cliente, enamorar a ese clienta de ellas, ya sabes, el salvador de la película Pretty Woman.
Pues bien, cuando el cliente ve que la mujer está en una situación ilegal, y surge un apego, le dice: "Te salvaré. ¿Qué necesitas, querida? ¿Documentación? Pues nos casamos". ¡Y viva el amor! Pero, ese amor, a veces, se convierte en posesiones. Es decir, que una vez salvadas los hombres de ese mundo y pasado el tiempo, te puede reprochar que eras una prostituta, creando relaciones subordinadas y situaciones de opresión. Muchas veces surgen relaciones perversas y tóxicas, ya que los maridos creen que tienen todo el derecho sobre ellas y pueden producirse violencias tanto psicológicas como físicas.
E.P.E: Eso no quiere decir que todos los casos lo sean, ¡eh! Hay también quien se casa porque quiere; pero es innegable que tales casos se dan, se dan.
La diversidad de violencias toma cuerpo en las portadas de estas mujeres.
E.P.E: Si tú no tienes un empadronamiento, no tienes derecho, ni eres nadie ni te contabilizan. Ahí arranca la opresión hacia la persona, le has vulnerado todos los derechos. A eso hay que sumar las opresiones que el propio trabajo te supone, pero a mí la parte institucional es la que más crispación me da y por eso continuamente destacamos la importancia del empadronamiento.
S.V.C: Como dicen algunas trabajadoras del sexo, el hombre machista será machista en uno y otro ámbito; siempre. Con su mujer, su hermana, amigos, su hija e incluso prostitutas.
En este trabajo, la opresión comienza desde el primer momento, cuando, teniendo una tarifa, la clienta intenta bajar el precio, o cuando pide que la mujer utilice preservativo y el dice que no, "yo soy un hombre sano, no lo necesito", y así.
E.P.E: Todas estas violencias y más las sufren las mujeres trans. Cuando eres una mujer trans estás casi destinada, por así decirlo, a prostituirte. Nadie te va a contratar porque en un trabajo normalizadoeres un aspecto raro, porque se te nota la nuez en la garganta. Aunque sea de forma indirecta, muchas veces estas mujeres acaban ejerciendo la prostitución porque no tienen otra vía, y más cuando son migrantes. Aquí quizás, teniendo contactos y con una situación socioeconómica diferente, la situación puede ser distinta, no sé.
S.V.C: Todos los problemas que tienen las mujeres cis se multiplican en las mujeres trans. El estigma es aún mayor en sus casos y su regularización, casi imposible. Es el colectivo más vulnerable.
"Cuando eres una mujer trans estás casi destinada, por así decirlo, a prostituirte"
¿Por qué Irun, y en concreto la zona polígono de Behobia, es el punto de mayor prostitución en el espacio público de Gipuzkoa?
S.V.C: En Irun siempre ha existido la prostitución. Si el programa [Aulera] lleva 20 años, desde ese principio estaba seguro. ¿Por qué ahora en Behobia? Pues con toda seguridad yo tampoco puedo decírtelo, pero es posible porque es la zona más cercana a la frontera y también porque está marginada del casco urbano.
Si te das cuenta, los clubes más grandes no están en los centros urbanos, normalmente están siempre a las afueras de pueblos o ciudades, en las zonas más discretas. Esa puede ser una de las razones, que en Behobia la gente no vive, hay tiendas, fábricas, ITV, pero no hay vida social.
E.P.E: La mayoría o al menos la mitad de los clientes pertenecen al Estado francés. Como allí la prostitución está abolida, vienen aquí, y como Irun está en la frontera tiene esa particularidad.
S.V.C: Antes de 2011 no estaba en vigor en Irun la ordenanza que sancionaba la prostitución; bueno, no la prostitución en sí, sino la prestación de servicios en la calle. La mayor oferta estaba en el barrio de San Miguel, donde el Ayuntamiento de Irun, a través de esta ordenanza, presionó a estas mujeres que se encontraban en la calle poniendo multas, y algunas se desplazaron entonces a la zona de Behobia.
¿Les han dicho lo que necesitan las que quieren seguir ejerciendo la prostitución?
E.P.E: Condiciones de trabajo dignas, como cualquier otra persona. Tener derechos para que estés protegida, porque es un trabajo como cualquier otro.
S.V.C: Así es. Las que quieren seguir quieren derechos; y las que quieren dejar la prostitución, también.
E.P.E: Una gran mayoría expresó su disposición a hacer una contribución a la seguridad social por su trabajo. Es decir, no es porque no quieran, no tienen opción.
Uno de los objetivos principales de la investigación ha sido darles voz.
E.P.E: Se ha hablado y se habla mucho del tema, pero a mí lo que más me ha gustado de este estudio ha sido que en los anexos se han recogido textualmente lo que han dicho. Porque se habla, pero no se les ha preguntado a ellas. En el feminismo la gente ha hecho su posicionamiento, pero no se les ha escuchado, por lo que si el debate sale a la calle primero habrá que escucharles. No podemos posicionarnos sin una protagonista.
S.V.C: La clave no está en hablar de prostitución, porque cualquiera puede hablar, sino en dar voz a las mujeres que ejercen la prostitución, en escuchar a esas mujeres que son invisibles. Son sus cuerpos, sus vidas, y son ellas los que tienen que decidir.
Publicado originalmente en euskera en bidasoa.hitza.eus
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