Aquí también hay discursos y actos racistas y aporófobos

Rueda Prensa Kaleko Afari Solidarioak

erletxea.org.- La criminalización de la solidaridad y las personas en exclusión es ya una realidad en nuestra sociedad. El salto ocurrido en Pasaia y Donostia de una criminalización y racismo institucional, como el caso de Iparralde con las personas solidarias con las personas migrantes, al de concentraciones y batidas “barra de hierro en mano” convocadas desde “personas de bien” con un discurso racista y aporófobo y dando este discurso por bueno desde algunas instituciones como el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Donostia, es un salto que nos preocupa y mucho.

Justamente el pasado 16 de octubre compartíamos un linda tarde en Kaxilda de Donostia con una persona de KAS (Kaleko Afari Solidarioak) en el debate organizado por Bizilur y Baladre, coordinación de la que formamos parte, sobre “El derecho a la alimentación y la justicia alimentaria” con motivo de la presentación del estudio “¿Qué comen las que mal comen en la CAV?”. Sobrevolaron algunos miedos por parte la integrante de KAS, aunque lo que más hubo es esperanza y mucho ánimo. Aún así, la realidad es de lo más tozuda y el lunes se plasmaron los peores temores.

Nos explicó como “KAS es una iniciativa ciudadana voluntaria que cubre desde noviembre de 2020 el derecho a la alimentación de las personas que sobreviven en Donostia en situación de calle, y la necesidad básica, en cierta medida modesta, con una cena caliente”. Como la creación de KAS se sitúa en la Konsti de la Parte Vieja donostiarra. “Un frío día de noviembre de 2020 los y las vecinas preguntaron a las personas que se encontraban en los soportales de la Plaza Nueva qué necesitaban y ellos y ellas respondieron: una cena caliente”. Y con ese gesto dieron inicio a esta iniciativa solidaria: “los grupos KAS de Amara, Egia y Parte Vieja de Donostia”. Como estos grupos dan cada noche, “más de 250 cenas calientes, hechas en las casas de vecinos y vecinas, acompañadas de calor humano, se reparten en mano” mientras la solución institucional es... ninguna.

Nos contaba como son un grupo de personas de lo más diverso y la dureza de estar noche tras noche dando las cenas y los problemas que ha habido y que han tratado de afrontar según les han venido, con aciertos y errores. Tirando de más práctica que de teoría. Algo que ha hecho que hayan sido multitud de personas las que han pasado por KAS, dónde como en muchos colectivos hay personas que lo dejan y otras que se unen.

Nos contaba la nula implicación del Ayuntamiento en algo que claramente es algo que debería de llevar a cabo. Una situación muy parecida a la de la acogida en Irun donde en un principio las instituciones no se daban por aludidas. Y no porque KAS no haya “exigido como solución un comedor social para cumplir con el derecho a la alimentación e incluso se ha ofrecido para colaborar en esta tarea”. Durante todos estos periodos el Ayuntamiento les ha informado de sus recursos, los ha justificado con sus razones pero no ha atendido ninguna de las reivindicaciones de KAS. Así el Ayuntamiento reconoce que la alimentación no está “recogida como prestación propio sino complementario en la Ley de Servicios de Sociales de Euskadi”, que el Ayuntamiento ofrece cada día “de forma permanente” un total de 218 comidas que en 2025 serán 242, repartidas entre desayunos, comidas y cenas en Abegi Etxea, Gaueko Aterpea, el programa Otorduak, el proyecto Bizitegi y el centro Hestia, que en algunos casos también ofrecen servicios de estancia/alojamiento e higiene. Pero no se plantea como siendo esto así se continúa dando 250 cenas calientes cada día por parte de KAS. Se escuda el Ayuntamiento en un “modelo de atención personal, individualizado e integral, que atiende al conjunto de necesidades que tiene una persona, desde la vivienda, a la comida, la formación o la inserción laboral” que Erletxea conoce bien ese modelo de atención personal, individualizado e integral y que se muestra ineficiente. E incide, explicando que para poder acogerse a esa cartera de Servicios Sociales hay que acceder a la “red de asistencia social municipal”, entrada que otorga “una serie de derechos, pero también de obligaciones, que en muchos casos algunas personas no están dispuestas a asumir, por cuanto supone unos compromisos que no quieren aceptar”. Desde nuestra experiencia no es del todo cierto, no es que no se quiera asumir es que en muchas veces son inasumibles. Lo cierto es que al final son muchas que no pueden y no es que no quieren acceder si no que se les deja fuera.

Mientras los canales de Instagram y Telegram “Loquenotecuentandedonosti” han puesto a KAS en el punto de mira uniendo “falta de seguridad y KAS”. Desde estos canales se ha señalado a integrantes de KAS, se les ha insultado, amenazado, así como a los usuarios que vienen a cenar, criminaliza a KAS y promueve y ejecuta mensajes de acción violentas. Todos estos actos contra KAS son como señalan en un comunicado “actos de odio y delito contra la humanidad y exigen vía penal”. Sin embargo, en lugar de que se ponga en marcha una acción judicial contra estos grupos que vomitan odio el pasado lunes convocaron una concentración en una plaza inmediata al punto de distribución KAS en el barrio de Egia, bajo el lema de la “Seguridad”.

KAS en un comunicado indica que “tuvo conocimiento directo de la convocatoria y decidió adelantar el reparto de la cena para garantizar la distribución de la cena, principalmente, y evitar cualquier confrontación” . El reparto de la cena se llevó a cabo sin ningún problema, dándose por concluida antes de las ocho, hora que estaba convocada desde los canales aporófobos y racistas. Hasta ahí “la responsabilidad de KAS”.

Mientras, ¿qué responsabilidad tienen los tres concejales que el PP tiene en el Ayuntamiento de Donostia (Borja Corominas, Jorge Mota y Vanesa Vélez) que participaron en la concentración aporófoba y racista en los insultos y enfrentamientos que se produjeron?

Como se puede apreciar en un vídeo elaborado por ‘Irutxuloko Hitza’ las fuerzas del orden siempre con las “buenas personas de bien y orden” que insultan y lanzan discursos de odio.

Al final bajo el argumento de «prevenir problemas de seguridad» el Ayuntamiento ha tomado la decisión de prohibir las cenas solidarias de Egia del colectivo KAS, asumiendo así el discurso de la extrema derecha sobre la inmigración, según informa el medio naiz.eus.

La Policía Municipal se lo ha comunicado a los voluntarios, según ha avanzado ‘Irutxuloko hitza’, en un vídeo.

Así como denuncia SOS Racismo “el equipo de gobierno del ayuntamiento da a entender que, movilizarse de esa forma y utilizar discursos de odio funciona, ya que ha dado voz y eco a sus reclamos”.

Esto es algo muy novedoso y altamente preocupante, en la medida que supone una aprobación de medidas no solo profundamente insolidarias, sino que, además, aplauden acciones que incitan a la polarización comunitaria. Y lo hacen en un contexto muy concreto; donde las movilizaciones por la inseguridad están derivando en la articulación de grupos encapuchados con barras de hierro que «patrullan» los barrios y agreden a jóvenes cuya apariencia semeja ser del Magreb”.

Ciertamente “no es un hecho aislado” como denuncian. Esta es una dinámica que “viene de tiempo atrás”. Se están utilizando las redes sociales para “vomitar todo tipo de mensajes aporófobos y amenazas directas hacia personas concretas que forman parte de estas redes solidarias”. Advirtiendo desde estas redes que están “dispuestas a saltarse las vías institucionales”. “Se ha levantado la bandera de la inseguridad ciudadana y se ha utilizado para culpabilizar a todo un colectivo.

Nos creíamos a salvo de estos discursos y más aún de estos actos de racismo y aporafobia. Eso son cosas de otros lares, aquí los partidos racistas y aporófobos son casi residuales, pero no sus discursos que permanecen metabolizados en todas nosotras.

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