George Orwell dejó escrito: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. Si aceptamos esa definición acerca de la auténtica labor periodística, la sección dedicada a la comarca del Bidasoa del Diario Vasco no es más que eso, relaciones públicas.

Si una se arma de valor y lee esa sección, se encontrará con entrevistas superficiales (incluyendo delirantes reflexiones onomásticas), chascarrillos varios y un número importante de insustancialidades pero, sobre todo, tendrá la sensación de estar ante un mero panfleto, una hoja de publicidad al servicio de quienes regentan el consistorio. Estoy convencida de que más de una ha tenido esa experiencia. ¿Me equivoco? Sí, ya lo sé, el Diario Vasco no es el New York Times o Le Monde… Pero ello no es razón suficiente para explicar la ausencia sistemática de todo rastro de periodismo de acuerdo con la definición orwelliana que he citado arriba. Al fin y al cabo, grandes nombres de esa profesión empezaron su carrera trabajando en humildes publicaciones locales.

Con el propósito de esclarecer ese misterio, este domingo pasado me puse a indagar un poco (los festivos tienen esas cosas, son para dormir, jugar, pensar…). Y resulta que una se encuentra con que la esposa del señor Páez, mano derecha del alcalde, trabajó como periodista en varios medios de comunicación locales, entre ellos el Diario Vasco, antes de ser nombrada jefa de prensa del ayuntamiento (uno de esos puestos de confianza para los que no se necesita pasar ningún concurso público). Casualmente, su hermano, a la sazón cuñado del señor Páez, trabaja como periodista en la sección local del Diario Vasco. Y, por último, la hija de la Sra. Juana De Bengoechea, candidata del PP en Irun, partido con el que gobernó en coalición el Sr. Santano, también trabaja como periodista en la sección local del Diario Vasco.
 
Llegados a este punto se impone una advertencia. Ese cúmulo de casualidades descrito aquí es perfectamente legal. El Diario Vasco es una empresa privada y como tal contrata a quien le parece; del mismo modo, los muy numerosos puestos de confianza del Ayuntamiento se deciden internamente. Insisto: desde un punto de vista legal es irreprochable. Ahora bien, lo que ofrece muchas más dudas es que ese tejido de relaciones familiares entre el medio de comunicación impreso más popular de una ciudad y el equipo que la ha gobernado desde el ayuntamiento sea la mejor opción a la hora de garantizar una información objetiva y crítica; esto es, a la hora de permitir que afloren entre las páginas de ese diario algunas briznas de genuino periodismo. Está en juego la calidad democrática del municipio y, sí, se trata de Irun.