BIDASOALDEKO LAGUNAK.- Hace algo más de 24 años (5 de diciembre de 1991) Gobierno Vasco, Diputación de Gipuzkoa y los ayuntamientos de Irun y Hondarribia, firmaron un Convenio de Cooperación para la restaurar, conservar y proteger la bahía de Txingudi. Este Convenio se ratifica en un ACUERDO entre las mismas instituciones el 8 de julio de 1993 del que surgió el Plan Especial de Protección y Ordenación de los Recursos Naturales del Área de Txingudi. En ese ACUERDO del 93 ya se compromete el traslado de las instalaciones deportivas de Plaiaundi a otra ubicación fuera del ámbito del espacio protegido. Compromiso que sigue sin cumplirse, y lo que es peor, sin evidencias de que se vaya a cumplir en los próximos años.
El reconocimiento de sus valores ecológicos lleva al estuario del Bidasoa a formar parte de la Red Natura Europea, con las figuras de ZEC (Zona de Especial Conservación) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) además de estar incluido en la Convención Ramsar de los humedales más importantes a escala mundial.
Tanto el Plan Especial como el Documento de Gestión de ZEC y ZEPA, determinan la restauración como marisma del espacio ocupado por las instalaciones deportivas tras su desmantelamiento de Plaiaundi. La construcción de unas nuevas instalaciones que sustituyan a estas, es un problema distinto, al que no se ha sabido o querido encontrar solución.
Es ahora, cuando el plazo para el desmantelamiento de las actuales instalaciones no alcanza los cuatro años, cuando se pretende volver a empezar con la espiral interminable de la ubicación en Zubieta, y si no es viable, estudiar otras posibles alternativas. Nada ha cambiado en estas pasadas décadas, salvo la inminente desaparición de las instalaciones deportivas de Plaiaundi. Zubieta sigue siendo Hondarribia, teniendo terrenos de propiedad privada, zona inundable, hábitat de especies protegidas, la construcción de las nuevas instalaciones sigue dependiendo de otros desarrollos en la zona de tipo industrial, comercial o residencial. En resumen, todo apunta a que Zubieta no podrá albergar ni el campo de rugby, ni la pista de atletismo, ni otras instalaciones complementarias.
Concederse un plazo de dos años para “dar pasos significativos en la apuesta por Zubieta” se revela como un despilfarro de valioso tiempo. Este tiempo se debería aprovechar trabajando sobre otras alternativas viables en plazos y sin los condicionantes de Zubieta. Estas alternativas existen, son bien conocidas y no deberían dejarse aparcadas como plan B y a la espera del previsible fracaso de Zubieta.
El Plan Especial de Txingudi nunca ha sido tomado realmente en serio, a la vista de su incumplimiento. Quizás por tomarse como algo “local” y sujeto solo a la buena voluntad de las partes e instituciones implicadas. Ahora la cosa ha cambiado y el incumplimiento de los planes de gestión aprobados para ZEC y ZEPA acarreará sanciones de las instituciones europeas. Las mismas que dotaron de fondos Life para solucionar el problema y que tuvieron que ser devueltos por no ejecutarse lo comprometido.
La falta de verdadero interés y voluntad política de los sucesivos gobiernos del ayuntamiento irunés va a desembocar en una situación indeseable e inevitable. Los clubs y deportistas usuarios de las instalaciones, si no cambia el panorama, antes de cuatro años van a ver como estas desaparecen sin tener otras nuevas que las sustituyan. De poco servirá, como hasta ahora, buscar culpables ajenos a la propia desidia mostrada por los responsables municipales de Irun.
BIDASOALDEKO LAGUNAK:
Eguzki Bidasoaldea antinuklear eta ekologista, Itsas Enara Ornitologia Elkartea, Ekologistak Martxan Gipuzkoa, SEO/BirdLife, Federación AA.VV. OIASSO 2000 auzo elkarteen federazio.
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