ELA eta LAB sindikatuak.- La Fundación AZTI – AZTI Fundazioa es el centro de referencia para la investigación oceanográfica, pesquera y alimentaria en Euskadi. Nacido como AZTI-SIO de la fusión del Servicio de Investigación Oceanográfica (SIO) y del centro “Arrantzarekiko Zientzia eta Teknologia Iraskundea” (AZTI), mantuvo su carácter público y pasó a denominarse sólo AZTI a partir de 1994.
En el año 1997 el Gobierno Vasco decidió privatizar esta entidad, creando la Fundación AZTI – AZTI Fundazioa, un organismo privado sin ánimo de lucro enfocado a la investigación marina y alimentaria. Esta fundación estaba dirigida por un patronato donde el Gobierno Vasco era el patrón mayoritario, en una fórmula para mantener el control y el poder, pero sin comprometer a la administración. Hoy en día, tras ceder al sector pesquero dos asientos del patronato y con la entrada de nuevos patronos, el control público de la institución se ha desvanecido, a pesar de que su sede central está en un edificio público y en cuya fundación los patrones privados aportaron solamente 10 millones de pesetas frente a 270 del Gobierno Vasco y a 384 de AZTI.
Desde el año 2011, los salarios de los trabajadores están congelados, a pesar de que todos los años, menos uno, los resultados económicos de la Fundación han sido positivos. Desde la Dirección se ha apelado a la sostenibilidad de la organización para justificar esta medida, y los trabajadores así lo aceptaron durante el anterior convenio colectivo vigente durante los años de crisis. Sin embargo, en la actualidad, las cifras de la empresa y las previsiones macroeconómicas muestran una recuperación que la Dirección no quiere traducir en una mejora de las condiciones de los trabajadores y trabajadoras.
Tras más de un año negociando el nuevo convenio colectivo, este está bloqueado porque la Dirección se niega a aceptar actualizar los salarios con el IPC. Al mismo tiempo, el ratio de altos cargos con los que cuenta esta pequeña/mediana organización (10 contratos de alta dirección por 230 trabajadores) no tiene parangón en el ámbito de las organizaciones de la CAPV. A esta situación se añade el hecho de que durante los últimos años, la organización ha estado participando en diversas empresas, algunas de ellas de dudosa rentabilidad, cuando no claramente deficitarias. Estos hechos indican que el destino de los beneficios de la Fundación AZTI, generados por los trabajadores y trabajadoras de la organización es, cuando menos, cuestionable. No ha habido dinero para mantener el poder adquisitivo, pero sí para aventuras empresariales inciertas y mantener un desorbitado número de altos cargos.
Palabras como compromiso, motivación, implicación, excelencia y responsabilidad llenan las presentaciones y discursos de la Dirección, pero acciones como reconocimiento y promoción no aparecen en sus decisiones. Así, numerosas personas no han sido promocionadas de ninguna manera desde su incorporación a AZTI (en muchos casos hace más de 10 años), a pesar de estar realizando tareas y asumiendo responsabilidades de nivel muy superior a su categoría profesional. Las bajas laborales a menudo no son cubiertas con personal sustituto, y las sobrecargas de trabajo son lamentablemente demasiado recurrentes.
Los trabajadores y trabajadoras de AZTI reivindicamos mayor respeto y el reconocimiento de nuestra competencia y esfuerzos, mediante la firma de un convenio que nos asegure el mantenimiento del poder adquisitivo y unas condiciones de trabajo dignas. Desde este centro de investigación reclamamos un acuerdo que no perpetúe un sistema de ciencia e investigación basado en bajos sueldos, precarización, temporalidad y falta de garantías.
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