No es un fracaso de toda la sociedad. No todas somos culpables

Elkartasuna

El delegado de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta declaró ante la prensa que: "es un fracaso colectivo de toda la sociedad" Pero, de manera intencionada o no, se equivoca. No todos y todas somos culpables.

Josune Mendigutxia y Fer Jimeno. Voluntarias de IHS.- Hace pocas fechas tras la muerte en aguas del Bidasoa de Abdulaye, el delegado de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta declaró ante la prensa que: "es un fracaso colectivo de toda la sociedad", desprendiendose así en parte de toda la responsabilidad que su cargo le obliga y otorga, y deslizando a la vez la idea de que todos y todas somos culpables y responsables de lo sucedido. Pero, de manera intencionada o no, se equivoca. No todos y todas somos culpables. Desde 2018 hay en Irun un grupo de voluntarias y voluntarios que a diario desde Irungo Harrera Sarea (IHS) se han preocupado y han atendido de una manera decidida, siempre con mucho cariño, y con más voluntad que medios, a todas las personas que llegan hasta nuestra ciudad en su transito hacia Europa en busca, no de un futuro mejor, sino simplemente en busca de un futuro. Si en algo tiene responsabilidad Irungo Harrera Sarea es en ser responsable, extremadamente responsable en su labor, y exquisitamente respetuosa con quienes llegan hasta aquí, ayudándoles y orientándoles de la mejor manera para que puedan continuar su viaje. Apenas unas decenas de voluntarias y voluntarios han ayudado en estos tres últimos años a más de 16.000 jóvenes a rehacer su vida, protegiéndoles y abrazándoles, sin pedir nada a cambio.

La vida es lo más valioso, el bien más preciado que estos y estas chicas traen en sus mochilas, y desde la Irungo Harrera Sarea siempre la hemos defendido, y les hemos ayudado a que puedan continuarla allí donde quieren y con la gente que les espera y quiere. Lo volvemos a repetir, y lo volveremos a repetir las veces que haga falta: "nadie emigra y abandona su casa por gusto". No es un capricho. Si emigrar para muchos y muchas es una necesidad, la libertad de tránsito debería ser un derecho, reconocido y defendido por quienes dicen gobernarnos. El blindaje instalado en la frontera artificial que divide Euskal Herria y que nos separa administrativamente entre el Estado Español y el Francés, cierra y bloquea el paso a estos y estas jóvenes convirtiéndolas en "ilegales" para las autoridades de uno y otro lado, e "invisibles" para muchos y muchas.

Todas las Instituciones Públicas tienen una cuota de responsabilidad en todo lo que aquí está pasando. Desde las más pequeñas y locales como el Ayuntamiento de Irun con su alcalde Jose Antonio Santano (JAS) a la cabeza, al Ayuntamiento de Hendaia, Diputación Foral, a las más grandes, Gobierno Vasco, Gobierno de España, Ministerio de Interior, señor Ministro Grande-Marlaska, Gobierno de Francia, Unión Europea,... Deben de dejar de mirar para otro lado. No solo es una cuestión de como gestionar esta situación y este drama en el día a día, sino de tener la voluntad de encararlo políticamente y poner en marcha dinámicas y políticas que alivien el sufrimiento y no contribuyan a aumentarlo. Se trata de ayudar, no de perseguir. De abrazar y no de detener.

Algunas instituciones alardean en los medios de comunicación de acogidas dignas y de planes de contingencia, mientras a diario están dejando a jóvenes en la calle como ocurre en dispositivo que Cruz Roja gestiona en la calle Hilanderas de Irun, donde a finales de julio una trabajadora fue despedida por esta institución a causa de:

  • Dar de comer fuera de su horario de trabajo a un joven que pernoctaba en la calle, y al que no se le había permitido la entrada en dicho dispositivo.
  • Dejar entrar en el dispositivo a un joven que llevaba días en la calle sin poder acceder al mismo, para que pudiera ducharse.

Esto que estamos relatando no es una crítica hacia las trabajadoras y los trabajadores, voluntarias y voluntarios que a diario realizan su labor solidaria dentro de esta organización. Nuestra crítica es una crítica contra la instrumentación que determinados Gobiernos de uno u otro signo, más próximos o más alejados geográficamente hacen de esa labor.

Esa falta de acogida y de apoyo que deberían ofrecer todas estas instituciones, hace muchas veces que estos y estas jóvenes, desorientadas y agotadas por un viaje que puede durar meses incluso años, y cuando están a un paso de llegar a su destino, no elijan el mejor camino ni encuentren la mejor de las salidas. Pero cuando se te niega la entrada, cuando se te cierran todas las puertas, se bloquean todas las vías y todos los puentes, lanzarse al agua, una vez más, es una opción para muchos y muchas de ellas....

La valla que hasta hace dos años se situaba a cientos de kilómetros, se eleva ahora a unos pasos de nuestras casas. Su sombra se cierne amenazante sobre nuestras cabezas. El rio Bidasoa es un puente que une Euskal Herria, no deberia convertirse en un abismo que nos separe, ni en una fosa donde se ahoguen los deseos de libertad para nuestro Pueblo, ni los sueños de libertad de quienes llegan hasta sus orillas. La corriente de solidaridad NO debe detenerse.

Queremos alabar toda la labor desinteresada que nuestras compañeras y compañeros de la Irungo Harrera Sarea realizan a diario sin descanso, peleando contra todos los obstáculos y barreras, que sino las enfrentásemos de manera colectiva y decidida entre todas y todos, serian imposibles de superar.

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