Irungo EH Bildu.- Las Navidades nos ofrecen una bonita oportunidad para saber qué tipo de consumidores y consumidoras somos, es decir, para hacer un alto y ponernos a pensar que hábitos de consumo tenemos. Y una vez empezada la reflexión, por qué no preguntarnos sobre cuál es la situación del comercio local, dónde están nuestras tiendas y comercios de barrio, por qué los productos locales son más caros que los traídos de lugares muy lejanos, quién ha decidido imponer el consumo de los productos industriales desplazando y arrinconando a los locales aún siendo más naturales…
Se suele mencionar a menudo el consumo sostenible, es decir, aquella forma de consumo que tiene en cuenta cómo se ha producido (impacto medioambiental, peligros del producto, mano de obra,…) y dónde se ha producido (explotación infantil, países en guerra, transporte de larga distancia,…) lo que vamos a consumir. Hoy en día se utiliza un concepto más amplio, el de consumo responsable, que aparte de tener en cuenta los criterios anteriores plantea otras cuestiones también: para qué sirve (¿lo necesitamos de verdad?), quién lo ha fabricado (multinacionales, baserritarras, pequeñas cooperativas, artesanos,…), quién lo vende (grandes superficies, pequeños comercios de la ciudad,…) y cómo se vende (código ético, responsabilidad social,…)
Todas esas variables deberíamos tenerlas en cuenta si queremos desarrollar un espíritu crítico ante todas las consecuencias ambientales económicas y sociales que acompañan a nuestra sociedad de consumo. La y el consumidor responsable, tanto individual como colectivamente, debe estar informado, sensibilizado, debe ser crítico, consciente,…
Según determinan estudios realizados, en el estado español el 82% de las superficies dedicadas a la compra están ocupadas por super e hipermercados. E Irun no estará muy lejos de esos datos, y más si tenemos que cuenta que en un futuro cercano se abrirá otro hiper en Araso. Los datos son fríos, en nuestra Comunidad Autónoma sólo el 5% de los productos que consumimos son producidos en nuestro entorno cercano, el resto es importado. ¿Consecuencias? Fáciles de adivinar: somos totalmente dependientes del transporte, mercados y precios internacionales; por no hablar de la disminución de la calidad y las pérdidas en biodiversidad. Es curioso, pero en 1.950 en la Comunidad autónoma vasca había unos 50.000 productores agrícolas, hoy en día quedan alrededor de unos 9.520.
Por eso, nosotros y nosotras que también somos consumidoras, y como queremos otro Irun distinto nos atrevemos a haceros una serie de sugerencias:
- Antes de comprar algo, reflexiona detenidamente si realmente se necesita comprarlo o si sólo te estás guiando por la publicidad.
- Si te decides a comprar algo, averigua de qué materia prima se fabrica, de qué manera su proceso de manufacturación impacta al medio ambiente y si genera algún daño o injusticia social.
- También considera qué impacto al medio ambiente tiene el uso de lo que piensas comprar, los residuos y la basura que genera.
- Recuerda que compras el contenido y no el envase.. Muchas veces se paga más por todo lo que implica la fabricación y la eliminación de los envoltorios, que se tiran directamente a la basura, que por el contenido.
- Si puedes, evita las latas y los productos muy envasados. Las fiambreras y los tarros de cristal son una forma más ecológica que guardar los alimentos en plástico y aluminio.
Y para terminar debemos recordar que antes de consumidores y consumidoras somos ciudadanos y ciudadanas, por lo tanto, tenemos derechos y responsabilidades.
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