Eguzki Grupo Ecologista y Antinuclear.- Eguzki denunciará ante la Fiscalía de Medio Ambiente el abatimiento por disparo de escopeta este domingo en Jaizkibel de un halcón peregrino, otro más. Según ha trascendido a través de redes sociales, el halcón, herido, fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Arizmendi, en Urnieta.
Precisamente hace ahora un año fue abatido otro ejemplar de esta misma especie en Jaizkibel, lo que llevó a la Diputación a cerrar temporalmente determinados puestos de caza, medida que damos por supuesto que también ha adoptado o adoptará en esta ocasión. Ahora bien, parece evidente que no es suficiente, porque esto es como el día de la marmota. El abatimiento por disparo de especies protegidas no es un hecho aislado, sino algo crónico. Hace un año, supimos que en la temporada precedente llegaron a Arrano Etxea de Igeldo 33 aves tiroteadas, 21 de las cuales pertenecían a especies protegidas o no cinegéticas. Y cabe pensar que estas cifras no son más que la punta del iceberg, porque parte de los ejemplares abatidos serán recogidos por quienes les disparan o se perderán entre la maleza.
A la Diputación no le gusta que estos hechos trasciendan –de hecho, no los hace públicos, motu propio, al menos–, suponemos que porque, si se visibilizan demasiado, quizá quede en evidencia que algo va mal y se vea obligada a tomar medidas más contundentes. Por eso, como en el caso del halcón de este domingo, solo nos enteramos si quien encuentra algún ejemplar abatido lo hace público o nos lo comunica. Y ese es el camino a seguir: visibilizar un problema que no es normal y no se debe normalizar.
De lo que tenemos pocas dudas es de que, esta vez sí, la Diputación pondrá los hechos en conocimiento de la Fiscalía como es debido, después del “tirón de orejas” que ha recibido por parte de esta (ver: “Tirón de orejas” de la Fiscalía a la Diputación de Gipuzkoa por poner filtro a las informaciones que le hace llegar sobre delitos contra el medio ambiente - Eguzki Talde Ekologista).
No hay que perder de vista que abatir una especie protegida puede ser delito, castigado incluso con pena de cárcel. También que no es fácil identificar a los delincuentes, ni siquiera cuando están rodeados de cazadores “legales”.
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