A partir de diciembre, la policía francesa sólo realiza controles puntuales en los puentes de Santiago y Pausu. Y a pesar de que la frontera se transforma, Irungo Harrera Sarea denuncia que son “igualmente controladas y desplazadas”.

Irungo Harrera Sarea está realizando su quinto invierno en la calle. Sin el apoyo de las instituciones públicas, la acogida a las personas migrantes continúa en la plaza San Juan. En varias ocasiones se ha solicitado al Ayuntamiento de Irun y al Gobierno Vasco la cesión de un local para la recepción y dejar la calle.

Los y las voluntarias de Gautxori pasan las noches en la calle para acompañar al albergue de Cruz Roja a las personas migrantes que llegan a la estación de tren en autobús entre las 21:00 y las 23:00 horas. "Hace mucho frío, pero hay que ayudarles mientras llega uno solo, porque la Cruz Roja reivindica una acogida integral, pero mientras sus coches están en Hilanderas y ellos están en el refugio, las personas migrantes en la estación de tren y en la calle estamos nosotras", denuncia Josune Mendigutxia.

Fronteras abiertas pero controles en vigor

"A simple vista la frontera está abierta, es fácil pasar, y al menos no tienen que correr el riesgo de cruzar el río Bidasoa a nado, pero la situación no ha cambiado", dice Mendigutxi. De hecho, la policía francesa mantiene intactas las casetas de control policial en los puentes fronterizos, pero denuncian que los controles se han trasladado a la estación de tren, a las vías entre Hendaia y Baiona, o a las inmediaciones del centro Pausa de Baiona. Así lo hemos visto el pasado fin de semana. Dos jóvenes migrantes fueron atropellados de noche por un turismo en la autopista A63 a la altura de Urruña. Al parecer, iban por la cuneta intentando esconderse de los controles en dirección a Baiona.

Irungo Harrera Sarea ha notado en los últimos meses un notable descenso en el número de personas migrantes. Una de las razones, a su juicio, puede ser que los puentes se puedan atravesar más fácilmente, pero no identifican la razón exacta. Mientras que a lo largo de 2022 se recibía a unos 800 migrantes al mes, en este inicio de año se ha llegado a un máximo de cinco o seis personas diarias.

Publicado originalmente en euskera en antxetamedia.eus