Antxeta Irratia.- Este 8 de noviembre 50 personas migrantes se han dado cita en la plaza San Juan a las 7 de la mañana. Querían cruzar la frontera y, cogiendo taxis, «Quién sabe por dónde lo han intentado», dice preocupado Antxon, de la Red de Acogida. Los voluntarios de la Red de Acogida han perdido su pista.
Cerca de 160 personas migrantes han sido acompañadas durante el fin de semana, y reconocen que están «desbordadas», ya que la situación es «extrema» estos días. De hecho, el Gobierno español permite que desde las Islas Canarias sigan su ruta hacia la península, y además de aumentar las cifras en las dos últimas semanas, la mitad de las personas migrantes que han llegado son mujeres jóvenes, algunas con niños y niñas pequeñas.
Así, el albergue de la calle Hilanderas de Arretxegaina, gestionado por Cruz Roja, ha sido destinado por primera vez en exclusiva para ellas y los chicos han sido reubicados en el albergue de peregrinos del Camino de Santiago. «El Gobierno les marca los tiempos y les permite el paso después de meses de ser rehenes», dice Josune Mendigutxia, voluntaria. Pero en Irun se encuentran con controles estrictos de la policía francesa en la «muga». Y que son cada vez más fuertes.
Limitación, controles, riesgo y sufrimiento
«Si aquí hay sitio para todas», dice Mendigutxia, «Pero lo que hace falta es que se aclaren los criterios de acogida en el albergue, y que las autoridades retiren los controles fronterizos porque tienen derecho a moverse libremente». La policía francesa está actuando con rigor y, de seguir así, los y las voluntarias auguran que el problema en Irun será evidente. Las personas que no consiguen pasar la frontera son devueltos en caliente desde Hendaia, y a medida que llegan las nuevas dicen que están desbordadas. «110 personas, cada una con su situación, no podemos gestionar la necesidad de preguntas y ayuda», se queja Josune.
También está el problema de los pasantes. Desde el inicio de la pandemia y con los controles los pasos fronterizos, la policía ha detenido a 60 personas por ayudar a los migrantes a pasar la frontera a cambio de dinero. «Son buitres, los que ven el negocio siempre estarán ahí», denuncian en la Red de Acogida. Pero ante los riesgos que corren los migrantes que no tienen dinero se teme que «ocurra una desgracia», recordando que en lo que va de año ya se han producido 6 muertos.
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