ONEKA Euskal Emakume Pentsionisten Plataforma.- Últimamente la palabra CUIDADO está más presente que nunca y al mismo tiempo, totalmente desvirtuada. Entendemos el CUIDADO como un soporte integral. No entendemos el cuidado como un simple soporte físico, esto es, proporcionar alimento, higiene y movilidad.
Nos encontramos con que los cuidados en los mayores se resumen en esto; cubrir las carencias físicas, ignorando las capacidades y todo aquello que nos hace personas.
Queremos vivir en nuestras casas hasta el final de nuestros días. Cuando esto no sea posible, necesitamos unas residencias de mayores que nos acojan con amabilidad y con recursos públicos suficientes para hacer que nuestros días transcurran con calidad de vida y respeto hacia nuestra salud, alimentación de calidad, higiene adecuada, espacios de ocio, descanso, tiempo de visitas, tiempo de intimidad......
Es curioso cómo todos los centros y empresas dedicadas al cuidado de los mayores presumen de dar un trato personalizado, cuando es precisamente de lo que carecen: La atención a la persona como ente único con derecho a ocupar un espacio en nuestra sociedad.
Tenemos la percepción de que entrar en un centro es bajarse de la vida y pasar lo que resta a espaldas de la misma.
Imaginar un futuro en el que vamos a ser tratados y tratadas como organismos a mantener en vez de vivir ese final dignamente, es aterrador.
Cuando el CUIDADO es un negocio y las instituciones públicas se ponen de espaldas, tanto las personas residentes como las cuidadoras sufren maltrato, unas y Otras por codicia de las empresas en busca de beneficios astronómicos, que repercute en la dignidad de residentes y cuidadoras, “sector feminizado”, sin reconocimiento ni profesional ni salarial.
Se sigue sin un control por parte de las Instituciones. (Las inspecciones previo aviso no cuentan) y prevalece una clase empresarial (incluidas fundaciones) que reclama pérdidas por la pandemia. Mientras tanto, el índice de bajas laborales por lesiones aumenta.
No hay otra que alzar la voz antes de que nos la apaguen.Obligar a las Instituciones a ser escuchados y escuchadas.
Proclamar el derecho a vivir dignamente hasta el final.
Construir modelos de residencias “integradas” en la sociedad.
Tenemos el derecho a decidir cómo queremos ser cuidados y cuidadas y a que dichos cuidados sean impartidos por profesionales.
Un modelo de cuidado adecuado no debería ser la última opción, el último remedio... sino una oportunidad para poder seguir todos y todas subidas en esto que es la vida.
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