Al poeta y dramaturgo británico T. S. Eliot se le atribuye una frase que viene a decir algo así como que la existencia de bibliotecas constituye, en sí misma, la más firme prueba de que quizás haya aún alguna esperanza para el ser humano. Ignoro si nuestro alcalde conoce la sentencia de Eliot o, más importante aún, si es un usuario habitual de la biblioteca municipal, ahora rebautizada como centro cultural. A pesar de que una pasa bastantes horas a la semana en ese lugar, hasta ahora no he tenido nunca el placer de encontrármelo por ahí. Según cuentan, se deja ver con cierta facilidad (sobre todo cuando se acercan las elecciones) en el recinto que acoge los partidos oficiales de balompié y en otros eventos deportivos destacados, pero al parecer no frecuenta demasiado la biblioteca. Cada cual escoge dónde y a qué destinar su tiempo, faltaría más. Con todo, puede que si decidiera permanecer más tiempo en la biblioteca llegara a apreciar ese equipamiento municipal como se merece, y coincidiera conmigo en que constituye, de lejos, una de las inversiones más valiosas para nuestra ciudad.